El sicario arrepentido que se convirtió en samaritano


Desde niño fue violento. Primero fue un estudiante agresivo, luego pandillero y terminó como sicario.

Pero la vida le ha dado un giro radical a El Criss, un joven de 24 años que hoy es integrante activo de un taller de pintura y quien mediante su experiencia personal busca ayudar a jóvenes de diferentes edades “para que no se conviertan en escoria social”.

El propio joven relató al Diario de Juárez parte de su historia. Él forma parte de uno de los talleres para jóvenes que ofrece la organización no gubernamental Sembradores de Paz.

Pese a su corta edad, ha tenido varios intentos de asesinato y él mismo ha tratado de suicidarse harto de su propia vida.
“Pero Dios me dejó aquí y creo que es con propósito claro de ayudar a los demás”, asegura con arrepentimiento.

Recuerda que el momento del cambio decisivo de su vida fue cuando hace algunos meses lo arrestaron los agentes del Distrito Delicias.

“Me esposaron, me golpearon, me pusieron una bolsa en la cabeza que no me dejaba respirar. Yo pensé que ahí me iba a morir; sabía lo que podía pasar porque era algo que yo ya había hecho antes”, narra.

“Eres una escoria de la sociedad y a gente como tú se les elimina”, le gritaban los uniformados mientras lo golpeaban.

Acaso fueron esas palabras o los golpes los que cimbraron su conciencia, pues también él golpeó, empuñó cuchillos y navajas, y disparó armas de fuego.
Ahora difícilmente recuerda cuántos asesinatos cometió en su larga carrera como integrante y luego uno de los líderes de Los Aztecas.

Fue en esos momentos de terror cuando El Criss decidió dejarlo todo. Si tenía una oportunidad de vivir, iba a cambiar, se prometió a sí mismo y, sin querer, los policías municipales lo impulsaron a tomar esa decisión.
“(Los municipales) de ahí me llevaron a la PGR, me cargaron con droga pero luego no pasó nada, salí libre”, dice el joven.

“Si yo hubiera llegado al Cereso no estaría aquí contando esto, seguiría en las mismas de siempre o peor, yo creo que peor”, reflexiona.

El Criss, como lo conocen sus amigos y enemigos, afirmó que hace tres meses empezó a cambiar. La intervención policiaca y el abandono de su esposa e hijo lo hicieron tocar fondo. Quiso matarse y se cortó las venas, pero no logró terminar con su vida.
“Una gran parte de mí lucha para echarle ganas a todo esto… es para que mi esposa vea el cambio en mí; yo hago terapias sicológicas, yo quiero lograr mi estudio, tengo dos niños y quiero que vean mi verdadero cambio, que vean que sí se puede, queriendo uno, echándole ganas se puede”, afirma.

“La escoria de la sociedad cambia; hay muchos jóvenes que yo apoyo, yo les ayudo, les doy consejos yo he traído aquí a Sembradores de Paz a jóvenes, porque quieren cambiar y con mi ejemplo están viendo que sí se puede”, agrega.
Después de reconocer el mal que hizo, El Criss decidió pedir perdón a sus víctimas, algunas de “levantones”, otras de extorsión.

Y dio un consejo a los jóvenes que, como él, se han conducido por caminos inadecuados.

“Yo le quiero decir a mis amigos que se echen la mano ellos mismos, y a su familia que los apoye. Yo conozco mucha gente que anda muy mal y acaba peor; de un momento a otro, en un cerrar de ojos, acabamos con nuestras vidas y lastimamos a personas injustamente y eso debe terminar”.

El trabajo que realiza la organización no gubernamental Sembradores de Paz puede conocerse a través de su página en Facebook.

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