Entrevista: Se confiesa narco mexicano


Los ancianos son asesinados. Las jóvenes son violadas. Y a los varones fuertes se les dan martillos, machetes y palos y se les obliga a luchar a muerte entre sí.

En una de las revelaciones más escalofriantes que han salido a la luz sobre la violencia en México, un narcotraficante vinculado con un cártel afirma que otros delincuentes han secuestrado autobuses de pasajeros y los han obligado a librar batallas tipo gladiadores para entrenar a nuevos asesinos.

En una entrevista en persona, arreglada por intermediarios bajo la condición de que no fuera publicado su nombre ni la ubicación de su visita a Texas, el narcotraficante también admitió colaborar cada mes en el contrabando de cocaína, con valor de entre 5 millones y 10 millones de dólares, hacia Estados Unidos.

Fuentes policiacas confirman que es el operario de un cártel, pero que no se encuentra fugitivo de algún cargo pendiente.

Si lo que dice es verdad, los delincuentes que decapitan, cuelgan a sus rivales y descuartizan cuerpos se las han ingeniado para darle un giro aún más cruel a su barbarie.

Los miembros de los Zetas, relata, han forzado a pasajeros de autobuses a practicar un sangriento deporte tipo romano, con un moderno toque mexicano, al que llaman "¿Quién será el próximo sicario?".

"Descuartizan a sujetos", afirmó.

Las víctimas probablemente se cuentan entre los cientos de cadáveres que han sido hallados en fosas comunes, en meses recientes, declaró.

El traficante comentó que los sobrevivientes son tomados como rehenes y, a la larga, reciben misiones suicidas, como llegar a un pueblo controlado por grupos rivales y desatar una balacera.

La fuente admitió no haber visto los enfrentamientos, pero que sus compañeros criminales le han presumido sus hazañas.

Matanzas 'por diversión'

Funcionarios y ex oficiales de aplicación de justicia en Estados Unidos expresaron que, aunque tenían conocimiento de que pasajeros mexicanos habían sido blancos de la violencia, nunca habían oído hablar sobre las batallas forzadas a muerte.

Sin embargo, dado el nivel de violencia en México, casi 40 mil muertos en la guerra contra el narco, en los últimos años, no lo consideran difícil de creer.

"Las cosas que uno vería como imposibles hace unos cuantos años, hoy son algo común", externó Peter Hanna, agente jubilado del FBI, quien desarrolló su trayectoria enfocado en los cárteles mexicanos.

"Solías encontrar cuerpos en tambos con ácido; hoy en día, se ven decapitaciones".

Aun así, indicó Hanna, matar gente de esta forma tomaría mucho tiempo y sería ineficaz. "Sería más por diversión", sugirió. "No lo veo como intimidación ni como una manera exitosa de reclutar gente".

Portando un par de lentes oscuros de diseñador y una delgada barba, el narcotraficante entrevistado por el "Houston Chronicle" habló sentado a una mesa, en la parte posterior de un restaurante.

Como condición para conceder la entrevista, pidió que se refirieran a él sólo como Juan.

Se ha desempeñado como narcotraficante en el norte de México durante más de una década, señaló, pero se ha hartado de los maleantes que emplean la violencia entre sí y contra civiles inocentes.

Juan, quien ha trabajado con los Zetas y con el Cártel del Golfo, dijo que en casa duerme con un rifle semiautomático junto a su cama, y una pistola bajo su almohada.

'Se jactan de ello'

El jueves pasado, las autoridades en México señalaron que arrestaron a miembros de los Zetas e incautaron 201 armas automáticas, 600 uniformes de camuflaje y 30 mil rondas de municiones.

"No estoy defendiendo al Cártel de Sinaloa o del Golfo", dijo Juan de los principales rivales de los Zetas. "Gano más dinero con los Zetas, pero sé la mierda que hacen", comentó. "Se jactan de ello".

Con el reciente asesinato del agente del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) y tal vez otros ataques, los Zetas también están rompiendo la regla de oro para los traficantes mexicanos: no matar a estadounidenses, dijo. Trae demasiados problemas.

Si los Zetas son aplastados, la violencia disminuirá, dijo, y los cárteles más viejos de México volverán a la manera más antigua de hacer negocios: dividir el territorio y acordar no enfrentarse.

Saldo mortal, disparado

Mike Vigil, agente de la DEA jubilado, quien fue jefe de operaciones internacionales, dijo que los gángsters mexicanos solían entender que la violencia debería usarse con moderación.

"Les encanta la brutalidad", dijo Vigil de los Zetas. "No les importa si eres oficial de policía, traficante o testigo inocente. Las organizaciones de tráfico de drogas finalmente van a tener que arreglárselas con los Zetas".

El saldo mortal se ha disparado desde que el Presidente Felipe Calderón asumió su cargo en el 2006 y dispersó a tropas militares por todo el País para combatir a los cárteles. Las batallas que resultaron han causado una carnicería entre políticos locales, soldados, mafiosos y civiles.

En cuanto a las fuerzas armadas, "no ayudan", afirmó Juan, al señalar que los soldados, al igual que los delincuentes, parecen matar a quienes quieran.

No llamar la atención

Respecto a cómo ha podido sobrevivir durante una década, Juan dijo que el secreto es no ser codicioso ni ostentoso para llamar la atención de otros mafiosos, quienes hoy en día no vacilan en abatir a sus rivales.

Otras claves a la longevidad en el negocio: conocer tu lugar en la jerarquía de la hampa mexicana y no dar la impresión de que ganas más dinero o que estás interesado en quitarle un pedazo de su ingreso a otro traficante.

"Sigue haciendo tu trabajo", dijo Juan. "Quédate en tu nivel".


The Houston Chronicle
Dane Schiller

0 comentarios:

Publicar un comentario