Ejecutan a colombiano del cártel del Norte del Valle en el DF


Un hombre colombiano que se dedicaba a exportar artesanías a Bogotá e importar dulces, pero que solía cargar siempre una pistola y que incluso contaba con un permiso para portar armas, fue ejecutado cerca de la medianoche del domingo en calles de la colonia Nápoles.

A Néstor Carlos Orjuela Hernández, de 37 años, le dieron seis balazos en la cara sólo unos minutos después de que su esposa, Cielo del Pilar Melo Rincón, lo dejó en la calle Alabama.

Las autoridades que investigan el caso sospechan que este hombre pertenecía al cártel de narcotraficantes del Norte del Valle, un grupo integrado por colombianos que traen droga desde el país sudamericano y la distribuyen en la zona sur del DF.

La Procuraduría de Justicia capitalina indicó que Orjuela Hernández llegó hace unos 10 años a México junto con su hermano Hugoberto. Aquí abrieron la empresa Comercializadora Isla Milagros.

Con ella se dedicaban a exportar artesanías y a importar dulces, según contó su esposa a las autoridades. Hace unos años su hermano dejó la empresa y ellos comenzaron a vivir en la colonia Del Valle.

En el expediente FBJU/BJU-1/T-1/703/11-04 se detalla que la noche del domingo Orjuela Hernández recibió una llamada telefónica en la que alguien le dijo que debían reunirse.

El hombre pidió a su esposa que lo llevara a la calle Alabama, en la colonia Nápoles, y que ahí lo dejara, pues su reunión iba a tardar.

Cielo del Pilar Melo Rincón contó ayer a la policía que luego de dejarlo se fue a casa. Sin embargo le extrañó que por la madrugada no había regresado a casa, ni tampoco había llamado por teléfono.

Fue entonces que comenzó a buscarlo en los teléfonos de emergencia. Ya por la mañana le pidieron que identificara un cuerpo que parecía ser el de su esposo.

Al hombre lo encontraron sin vida. Según los registros cerca de la medianoche alguien le disparó en seis ocasiones en la cara con una pistola calibre nueve milímetros y luego huyó.

Entre sus cosas la policía halló su permiso para portar armas al parecer vencido, algunos documentos migratorios y su teléfono celular, el mismo al que le llamaron para reunirlo con quien finalmente le quitó la vida.

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