"¿Traes dinero?, te vendo diez AK-47"


El corredor que va de Phoenix a Tucson y de ahí a Nogales y Douglas, en Arizona, es uno de los más grandes mercados de armas para los cárteles mexicanos de las drogas. Ahí las leyes y la narcoviolencia no les interesan a los dueños de las armerías, quienes siguen llenándose los bolsillos.

“No tenemos la culpa de que las armas que vendemos terminen en México; yo cumplo con las leyes federales (de Estados Unidos) y las de Arizona. Si lo que vendo cruza la línea fronteriza no es mi culpa, es de las autoridades mexicanas que no saben cuidar sus fronteras”, comenta Joe, armero de Tucson, a este semanario.

El establecimiento de Joe –quien se negó a dar su apellido– está junto a una guardería y a menos de 100 metros de una secundaria. “En Arizona es más difícil conseguir crédito para un auto que comprar 10 rifles. Mi negocio es la venta de armas y mientras las venda conforme a la ley, honestamente no me importa dónde vayan a parar”, añade el armero.

Así como Joe, la mayoría de los dueños de las armerías en este corredor de Arizona no tienen empacho en ofrecer arsenales a quien cumpla los requisitos para comprarlos.

Se recorrió 36 armerías en Tucson, Nogales y Douglas, Arizona. Los vendedores repiten de memoria los requisitos para adquirir cualquier arma, desde pistolas hasta fusiles de asalto: comprobante de residencia en el estado (licencia de manejar o identificación emitida por la policía), copia de la tarjeta verde (si no es ciudadano de Estados Unidos) y someterse a la revisión de antecedentes penales, que demora unos 15 minutos.

“Si cumples los requisitos y traes el dinero te vendo ahora mismo diez AK-47”, afirma Joe al corresponsal mientras señala los cientos de rifles que cuelgan de las paredes de su armería (cuyo nombre también se reserva, a petición del dueño).

Extracto del reportaje principal que se publica en la edición 1792 de la revista Proceso, ya en circulación.

0 comentarios:

Publicar un comentario