Piden a Fuerzas Armadas “darle” duro a los narcos
Junto a la gala y marcialidad del desfile militar con que se conmemoró el Bicentenario de la Independencia y el inicio de los festejos por el Centenario de la Revolución Mexicana, que incluyó la presencia de contingentes de ejércitos de diversos países, las Fuerzas Especiales del Ejército y la Marina acapararon la atención de los miles de asistentes a la parada militar, por ser quienes confrontan, cara a cara, al crimen organizado.
De ellos, los soldados y marinos de las Fuerzas Especiales o grupos de élite, no se conocen ni sus nombres ni sus rostros.
Lo que se sabe y reconoció de ellos, con aplausos, vivas y arengas a su paso durante el desfile militar, fue su alto nivel de adiestramiento, su capacidad y equipamiento para confrontar a los ejércitos de sicarios y a los capos del narcotráfico.
“Duro contra el narco”, “no aflojen”, fueron algunas de las frases que se escucharon una y otra vez a lo largo del trayecto que recorrieron, por separado, los integrantes de las llamadas Fuerzas Especiales del Ejército y de la Armada.
En otro punto del recorrido en Paseo de la Reforma, a la altura del Bosque de Chapultepec, tras las vallas de seguridad la gente coreaba al unísono: “¡Acaben con el narco!”.
Desde que hicieron su aparición y durante el recorrido, las fuerzas de élite del Ejército y de la Marina se llevaron las palmas y gritos de la gente en diferentes puntos del centro de la ciudad de México y Paseo de la Reforma, incluso cuando el sol estaba en el punto más alto y el calor hacía que la gente se refugiara en sombrillas.
Algunos elementos respondieron con el pulgar de la mano derecha en lo alto y los ciudadanos se volcaron en aplausos mientras los elementos continuaban avanzando entonando frases hasta llegar al Auditorio Nacional, punto final del desfile.
La PF marcha por primera vez El mismo grito de apoyo se repitió, aunque con menos intensidad, cuando el contingente de la Policía Federal (PF) —que desfiló por primera vez en su historia— cruzó frente a la gente llevando equipo especializado, como aviones no tripulados, camiones artillados y blindados, así como instrumental empleado para detectar y desactivar artefactos explosivos.
Lo que captó la atención de la multitud fue el maquillaje y el uniforme pixelado de los elementos de las Fuerzas Especiales.
Se mostraron las versiones utilizadas en operaciones nocturnas, aéreas, marítimas, en zonas desérticas y selva.
Para aumentar la impresión que causaban, cada uno de los hombres de estos grupos portó armamento especial, como lanzagranadas, fusiles de asalto, metralletas, chalecos y cascos blindados.
Rodeado de un despliegue de seguridad cuyo control estuvo bajo el mando de elementos militares, el perímetro del Zócalo fue cerrado a la gente a las 8:20 horas.
Quienes llegaron después de esa hora se vieron obligados a buscar zonas para colocarse y observar el desfile, que inició poco después de las 11:00 horas con los honores a la Bandera, las maniobras y retiro de los contingentes de militares que ocupaban la plancha del Zócalo, el sobrevuelo de cinco aviones F15 seguidos del lanzamiento de paracaidistas del Ejército y la Armada con bengalas tricolores en los pies, tras los cuales arribaron tres helicópteros de los que descendieron a rappel personal de ambas dependencias.
Contingentes de Alemania, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, China, Colombia, El Salvador, España, Estados Unidos, Rusia, Francia, Guatemala, Nicaragua, Perú, Venezuela y Uruguay participaron al inicio y al final del desfile, llenando de colorido el recorrido.
Estos contingentes merecieron el reconocimiento de la gente y del presidente Felipe Calderón, quien saludó el paso de los 784 elementos con sus banderas, frente al balcón presidencial.
Charros arrancan aplausos Acompañado por los secretarios de la Defensa, Guillermo Galván, y de Marina, Francisco Saynez Mendoza, así como por el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Guillermo Ortiz Mayagoitia, y de los líderes del Congreso Manlio Fabio Beltrones y Jorge Carlos Ramírez Marín, el mandatario nacional Felipe Calderón atestiguó durante tres horas y tres minutos la marcha de 118 mil elementos del Ejército, la Armada y la PF, así como 111 aeronaves, entre ellas los helicópteros Cougar.
Los vistosos uniformes de los agrupamientos, escuelas, y regimientos se conjuntaron con la entonación de cánticos e himnos militares que llenaron el Zócalo.
El desfile del Bicentenario, que concluyó sin novedad, tuvo como colofón la participación de 521 hombres y mujeres de las diferentes asociaciones de charros, quienes, montados a caballo y teniendo como fondo musical canciones mexicanas, fueron el deleite de los asistentes antes de culminar la parada militar.
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