¿Quién gana la guerra contra los narcos?


Cuerpos decapitados en bolsas de plástico, secuestro, tortura, extorsiones. Ésa es la imagen que muchos tienen de México.

Sin embargo, otros aseguran que la guerra contra el narcotráfico está siendo efectiva y que se ha logrado un número récord de decomisos de armas, droga, dinero y capturas de delincuentes.

Son dos visiones de un mismo país que diariamente se disputan los titulares de la prensa, las discusiones y los votos.

Dos altos funcionarios del gobierno del presidente Vicente Fox acaban de publicar un libro titulado "El narco: la guerra fallida", que pone en tela de juicio la estrategia de seguridad nacional aplicada por el actual gobierno de Felipe Calderón, quien pertenece al Partido Acción Nacional, el mismo de su predecesor Fox.

Algunos ven la publicación como una campaña impulsada por Fox contra la otra facción de la fuerza gobernante encabezada por Calderón, una afirmación rechazada por los autores del libro, Rubén Aguilar y Jorge Castañeda.

Aguilar, ex portavoz del gobierno de Fox, y con el profesor Carlos Elizondo, del Centro de Investigación y Docencia (CIDE), para indagar cómo ven la llamada "lucha contra el narcotráfico".


La guerra fallida

Según Rubén Aguilar, actualmente hay más inseguridad en México que hace tres años. Los índices de violencia se dispararon como nunca antes debido a la guerra contra el narcotráfico que Calderón ha impulsado desde fines de 2006.

"La acción puramente punitiva ha provocado que el narcotráfico crezca y se consolide. No se ha reducido la producción de drogas ni tampoco el consumo".

Aguilar plantea que se ha incrementado el poder armamentístico de los carteles y su capacidad para enfrentar al gobierno y afirma que la situación no ha mejorado allí donde ha intervenido el ejército, como es el caso de Ciudad Juárez.

"La solución no es sacar a los militares a las calles. En el libro planteamos que hay que seguir el camino que ha implementado Estados Unidos, tratando este problema con un enfoque de salud pública y no de seguridad".


Desde su punto de vista, habría que reducir los daños colaterales como la violencia y la corrupción, discutir con Estados Unidos para avanzar hacia una despenalización progresiva de la droga en ambos países, tener una policía nacional única y un código penal unificado, y sellar el Istmo de Tehuantepec, por donde ingresan muchos narcóticos provenientes del Sur.


Menos delincuencia y narcotráfico

El gobierno, por su parte, ha intentado demostrar la eficacia de su estrategia con datos tales como la cifra récord en decomisos de drogas, armas, dinero y captura de narcotraficantes.

A lo anterior se agrega el debilitamiento de las estructuras logísticas y financieras del crimen organizado, la depuración de la policía y las reformas al sistema penal.

"La estrategia nacional de seguridad no sólo ha permitido revertir la tendencia ascendente de la delincuencia y el narcotráfico, sino que ha debilitado las condiciones que hacen posible su reproducción", dijo el presidente Calderón en uno de sus recientes discursos.

En lo que se refiere al número de víctimas fatales –que este año han sobrepasado las 6.000-, el gobierno ha sido enfático al afirmar que el 90% de los muertos son personas vinculadas con el crimen organizado y que la violencia se concentra en tres estados del país.

Otros, sin embargo, argumentan que hay ciudades donde los carteles de la droga han sobrepasado el poder del Estado y que en algunas comunidades sólo impera la ley del más fuerte.


Golpes

El académico Carlos Elizondo coincide en que la estrategia ha sido exitosa en términos de decomisos, detenidos y extradiciones, pero advierte que aún quedan tareas pendientes en aspectos como el lavado de dinero.

"Hay organizaciones criminales con gran poder, pero parece que el gobierno ha sido capaz de darles golpes fuertes y se han fortalecido las agencias de seguridad. En tal sentido, las autoridades han sido más efectivas que la administración anterior".

Uno de los puntos que ha causado más controversia ha sido el despliegue de unos 45.000 soldados en las calles del país como una estrategia frontal para desarticular el crimen organizado.

En este sentido, Elizondo se pregunta si realmente había otra opción para frenar el poder que habían adquirido los carteles de la droga hace tres años.

"Obviamente, el ejército es un recurso de última instancia. Lo que habría que preguntarse es por cuánto tiempo es sostenible esta estrategia".

Sobre el polémico tema del incremento en la cifra de muertos, Elizondo dice que efectivamente se ha registrado un aumento porque se trastocaron los equilibrios de poder que existían, pero -a su juicio- eso no significa que la estrategia no haya dado resultados.

Como el narcotráfico es una actividad ilegal, son mínimos y contradictorios los números disponibles respecto al tamaño real del negocio y su tendencia en los últimos años.

Probablemente nadie lo sabe a ciencia cierta, pero muchas familias, que poco entienden de las discusiones políticas, insisten en que quieren vivir en un país más tranquilo.

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