Matan a jefe policiaco en Sinaloa


Comandante de la Policía Ministerial del Estado (PME) y su escolta personal, fueron "acribillados" ayer con fusiles automáticos por comando de hombres vestidos de negro que los sorprendieron de "carro a carro" sobre la carretera a Eldorado, en el tramo del campo El Diez.

Irónicamente, el jefe policial había asistido a esta ciudad a una reunión de comandantes con el director de la PME.

Fuentes consultadas de la Procuraduría de Justicia indicaron que la junta oficial era debido a una serie de amenazas anónimas recibidas en el Centro de Control de Mando conocido como "C-4", en donde se alertaba sobre el inicio de crímenes contra agentes de esa dependencia.

El comandante asesinado es Sabino Hernández García, quien contaba con 43 años de edad, originario del estado de Oaxaca, pero con domicilio actual en Concordia, Sinaloa.

También murió en el ataque el agente Gregorio Camacho Avilez, de 26 años de edad, con residencia familiar en La Cofradia Estancia número dos, campo Vital, en el municipio de Mazatlán.

Ambos viajaban al momento del crimen a bordo de un Nissan, tipo Sentra, de color blanco con matrícula VJB-8119 de Sinaloa.

Hernández García y su escolta se dirigían hacia el sur del estado sobre la vía a Eldorado y justo al pasar los topes que se localizan en el campo "El Diez", fueron sorprendidos por dos vehículos, una Ford-lobo de color tinto y una Tacoma-blanca.

Los tripulantes de ambas unidades motrices le cerraron el paso para luego abrir fuego. Tras la descarga, el vehículo donde viajaban los oficiales quedó fuera de control y terminó dentro de un predio enmontado, a un costado del Motel "Dix".

Los agresores, --todos vestían de negro--, descendieron de las unidades Lobo y Tacoma y llegaron hasta donde quedó el Sentra y remataron a las víctimas. Durante los disparos, se produjo una explosión que abrasó con fuego el automotor. El comandante y su escolta portaban armas calibre G-3, pero no alcanzaron a accionarlas.

Luego del atentado, los gatilleros regresaron a la Lobo y Tacoma para continuar su fuga hacia el sur.

Brigadas de socorro arribaron al escenario y apagaron las llamas.

El sitio fue acordonado por las fuerzas locales y militares, pero de los agresores no se supo nada.

El director de la Policía Ministerial del Estado no acudió al lugar, como siempre lo hacían los jefes anteriores cuando un oficial era asesinado de esa forma.

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