Más juniors criminales

Hijos de familias pudientes, inician relaciones con hijos de narcotraficantes.

Más juniors criminales
Grupos de jóvenes adinerados están involucrándose en delitos cada vez de mayor impacto. Empiezan con robos y asaltos, pero se acercan peligrosamente al secuestro y el narcotráfico. En palabras de un sicólogo, sólo los padres pueden ayudarlos a enderezar el camino antes de terminar en consecuencias trágicas
Rosario Mosso CastroLuis Pérez Chávez
Hijos de familias económicamente poderosas están involucrados de nuevo en las actividades criminales en Tijuana.

Apellidos ligados al desarrollo de la ciudad como Kabande, Arnaiz, Lavenant o Assemat han vuelto a aparecer en los boletines policíacos de las procuradurías estatal y federal.
Y las investigaciones han revelado que no son los únicos.

Estos jóvenes han sido detectados como integrantes de las bandas que están asaltando restaurantes y cafés en Tijuana, robos de auto, secuestros de amigos o parientes. Otros han sido involucrados en tráfico al menudeo de marihuana. Algunos andan armados.

No falla: La mayoría asegura conocer a alguno de los lugartenientes o sicarios del cártel de los hermanos Arellano Félix (CAF) aunque no en todos los casos es cierto.

Lo que sí es cierto, es que en ese mismo círculo se desenvuelven los hijos de algunos capos del CAF presos en la ciudad de México, como Marco Antonio García Simental “El Cris”, Jorge Aureliano Félix “El Macumba” y José Reyes López Herrera, “El Tonka”; algunos apenas adolescentes, otros ya pisan los 17 años.

En este contexto, estos jóvenes grupos criminales se convirtieron en focos rojos para las autoridades locales, después de todo, este fenómeno ya se vivió y con muy trágicas consecuencias.

A principios de los noventas, por amistad, oferta de dinero fácil y adrenalina, el CAF atrajo a los hijos de familias reconocidas, precisamente mientras cursaban la secundaria y preparatoria; años después ya estaban integrados al tráfico de enervantes y las narco-ejecuciones. Fueron conocidos como narcojuniors, y su presencia no se reconoció oficialmente hasta que algunos de ellos fueron asesinados o detenidos como consecuencias de sus actividades criminales.

Por lo pronto, conforme a las policías, la actual oleada delictiva está limitada a su “zona de confort” las colonias donde viven y los sitios que frecuentan sus amigos y familias: Colinas de Agua Caliente, Colonia Cacho y bulevar Agua Caliente.

Eso ha provocado que algunas víctimas los hayan identificado.
Denuncias anónimas a los centros de mando relatan las reuniones de estos jóvenes en el parque ubicado frente al Instituto México en la delegación La Mesa. También hay informes de grupos de tres o cuatro carros modelos 2006 a 2008, estacionados en las calles de las colonias más pudientes de Tijuana, como la Hipódromo y Chapultepec.

“Los puedes ver por la tarde, cuando mucho entre la media noche y las dos de la madrugada escuchando narco-corridos; acostumbran reunirse en fiestas caseras y de ahí salen a delinquir. Ni siquiera tienen que llegar tarde a sus casas porque cometen sus tropelías y llegan temprano a dormir. Al cumplir el horario tienen la garantía de poder salir y seguir con sus actividades”, señaló un investigador.

Piden los bolsos y el dinero por favor y cuando roban autos, regresan a la víctima las llaves de sus casas.

La marihuana es el principal narcótico que consumen aunque no todos lo hacen. Asisten a las escuelas más caras de la ciudad, la mayoría con formación religiosa. Otros concurren a la única preparatoria federal en la ciudad.

Aunque los dueños de los negocios no quieren hablar las víctimas sí lo hacen:
“Me habían contado, había escuchado de los asaltos pero vivirlo es diferente. Un recuerdo permanente: La noche del 12 de abril de 2008 fui con grupo de amigas al cine y después decidimos llegar al café Solé de la avenida Las Américas en la colonia Hipódromo”, relató una mujer.

Mientras platicaban “llegó un grupo de sujetos que a punta de pistola empezaron a exigir que les entregáramos todo lo que traíamos con nosotros. Terminé temblando de miedo en un baño junto con otras 12 personas”.

La policía auxiliar llegó una hora después y no hizo nada.

No los golpearon, se llevaron bolsos y carteras. “El sentimiento de impotencia, de desagradable sorpresa, de furia, de tristeza, de ver en lo que se ha convertido mi ciudad y la gente que ha llegado a ella, pues por lo regular toda la lacra que está perjudicando a Tijuana.

“Con esta ola de asaltos…de infelices muertos de hambre que no saben trabajar y no respetan a los que sí lo hacemos y preferimos la satisfacción del trabajo y el esfuerzos, la situación está cada vez peor, cada vez nos alcanza a más persona, y las estadísticas siguen creciendo sin que veamos acciones definitivas de las policías”, reclamó la víctima.

Ocultamiento
“Lamentablemente sí se está viendo incremento, no elevado, en los adolescentes que nosotros tenemos a nuestra disposición”, explicó el subprocurador de justicia en Tijuana, Licenciado Salvador Ortiz Morales, respecto a los delitos cometidos por adolescentes o jóvenes “Igualmente se está investigando porque algunos de los reportes nos indican que son jóvenes bien vestidos, de buena posición económica, que nos pudiera hacer presumir que más por la necesidad sea por una situación de moda entre ellos.

“Y lógicamente preocupa porque eso es un adicional a los robos que usualmente tenemos de personas que lamentablemente son adictas o aquellas que por su situación económica se dediquen a este tipo de robos”, comentó el subprocurador Ortiz.

La mañana del 18 de marzo, después que la Policía Municipal anunció la detención de seis menores de edad a bordo de un auto Mercedes Benz, que a las cuatro de la mañana habían asaltado a un taxi libre en el fraccionamiento Las Palmas, el Secretario de Seguridad Pública de Tijuana, Alberto Capella Ibarra, declaró:
“Esto se está convirtiendo en una diversión muy desafortunada de estos jóvenes sin necesidad económica, es un hecho sin justificación del que la sociedad tijuanense tiene que avergonzarse. La seguridad empieza de la puerta de la casa para adentro y no nos van a alcanzar los policías si los padres no hacen su parte. No es justificable que permitan estas situaciones tan denigrantes”.
Recordó que en los 30 días anteriores, la Policía Municipal había detenido a ocho menores de edad delinquiendo, que dadas las edades no eran sujetos a procedimientos de orden penal y que no era la primera vez que Tijuana vivía este fenómeno.

“Vemos robos de bolsos a señoras en restaurantes o cafés de moda, cometidos por muchachos bien vestidos en vehículos lujosos, un hobby de chamacos que traen la mente distorsionada y pone en riesgo a la comunidad y su seguridad porque se están arriesgando a tener un enfrentamiento armado con policías”.

Dos meses después el mensaje fue menos abierto. Esta semana aseguró que hay muchos “mitos” alrededor del tema y que los hechos delictivos mencionados no son numerosos porque hasta el martes 6 de mayo, los miembros de la Cámara Nacional de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC) sólo reconocía dos asaltos, uno con dos muchachos y otro con seis en el que se habían robado, además de la caja y el dinero de los comensales, un pick up.

El 8 de mayo, en una reunión con miembros de la CANIRAC en la que acordaron que los empresarios instalarían cámaras de vigilancia y botones de pánico conectados al centro de mando, la versión oficial fue que iban siete asaltos, y de 45 asociados presentes, dos habían sido víctimas y seis conocían rumores porque sus negocios no habían sido robados.

Los restaurantes es uno de los sectores que más se han visto afectado por los asaltos. La mayoría de los 300 formalmente establecidos de Tijuana operan al 30 por ciento de su capacidad, y se estima que como resultado de la inseguridad, se ha prescindido de una parte importante de su fuerza laboral, de acuerdo con las estimaciones de José Antonio González Ibarra, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC).

Lo más grave de esta situación es que la Cámara sólo ha registrado siete asaltos a restaurantes en los últimos meses y, de acuerdo con su titular, esto ha sido suficiente para que se haya desencadenado una serie de rumores sobre la inseguridad a la que están expuestos los comensales de Tijuana.

“El daño más grande es cuando se genera el pánico”, explicó González Ibarra, y aseguró que por desgracia algunas personas se han aprovechado de esta situación para hacer rumores infundados que afectan al sector de los restaurantes. Negó que se haya propagado una “ola” de asaltos a restaurantes, en particular en los que los ladrones desnudan a los clientes. Atribuyó la baja en las ventas a la falta de turismo, por la amplia difusión de la prensa sobre los eventos de alto impacto que ha vivido la ciudad, así como los largos tiempos de espera en las garitas de Tijuana.

Investigaciones limitadasEn el tema de menores delincuentes, el Subprocurador Ortiz refirió cifras; del 1 de enero hasta el 5 de mayo de 2008, la Procuraduría tenía registradas 196 averiguaciones previas con detenido, 195 sin detenido; 342 conciliaciones; 71 consignaciones; 110 en reserva de trámite; 29 por perdón; 21 por no delito y 15 por robos menores; 67 órdenes de investigación; cuatro de presentación; 33 citatorios; mil 375 declaraciones, 27 comparecencias y casi 4 mil acuerdos.

De los juniors delincuentes explicó que en la Procuraduría no hay muchas denuncias: “…pero lamentablemente sí hemos tenido noticias de hechos como ésos. Yo entiendo que algunas cadenas no quieran denunciar para evitar que la gente deje de ir con ellos, pero sí es un problema que debemos de atacar.

“Cuando son primeros delincuentes tienen ciertas consecuencias, procesos diversos y ágiles y si bien es cierto que hay una ley especial para adolescentes y hay edades en las cuales no podemos nosotros tenerlos detenidos, sí es importante seguir de cerca este fenómeno a fin de que podamos hacer lo que nos corresponde y referir a las familias.

“Nosotros nos estamos apoyando con CANACO para señalar a personas que cometen robos, esto nos va a permitir empezar a tener imágenes de gente, lo debemos empatar con las investigaciones de la ministerial. Tenemos que acercarnos a escuelas y asociaciones de padres de familia porque este fenómeno, lógicamente, nos traería modificaciones en la reacción”.

Sin embargo, actualmente los informes revelan que hay hijos involucrados en el secuestro de sus padres, auto-secuestros, robo de los lujosos carros familiares, o portación de armas y amenazas en las escuelas, consumidores o vendedores de droga y armas, que han quedado impunes.En la Procuraduría General de la República (PGR) han dado trámite a los casos recibidos, los cuales han sido liberados de manera casi inmediata porque al ser primo-delincuentes con delitos que alcanzan fianza, pueden pasar el proceso en libertad.

“Psicológicamente la conducta se modifica si pagas una consecuencia; ése es el principio. Las conductas que no se pagan se repiten y en la medida que se repiten se fortalecen, se multiplican y agravan”, explicó Gabriel Bello, psicólogo especializado en adolescentes.

“¿Quién sale en defensa del hijo en estos casos, quién pide a la policía que no se lo lleve, quién intenta comprar al juez? El padre. Mientras, el hijo espera qué tanto poder tiene el papá. ¿Y cómo va a salir del problema? Crecido, peor.

“Si son pocos días o muchos los que determina la ley como sanción no es mi asunto ni mi campo, así es la ley que se aprobó, pero debe tener consecuencias”.
Rituales de iniciación
El psicólogo explicó que ha tratado algunos de estos casos y refirió al perfil de estos jóvenes conocidos como Los Mangueras:
Tienen dinero de parte de sus padres y se trasladan en vehículos del año que pertenecen a alguno de los progenitores. Los adolescentes se jactan de conocer “a gente pesada” o poderosa. Cuentan con mucho tiempo libre.
“Los he recibido desde los 14 años, en primero o segundo de secundaria, en las mejores escuelas de la ciudad. Los más tremendos son los más chiquillos porque están muy inmaduros y hacen lo que les digan. Son grupos de mejores amigos y éstos sugieren equipos de cuatro, cinco o seis personas”.

Respecto al grado de amenaza agregó: “No me atrevería a determinar un perfil de peligrosidad porque eso no va en función de la agresividad sino del impulso que pueda tener el chamaco o falta de control de la pistola, hay que sumar el nerviosismo… la adrenalina, esa es inmadurez total y no podemos medir cuál puede ser el final.

“Es un patrón típico de conductas que se está viviendo, el reflejo de vivir en medio de una sociedad contaminada de violencia, llena de la cultura del narcotráfico, llena del poder en este aspecto, del poder conseguir lo que quieran, a la hora que quieran, de la manera que quieran. Modificar las circunstancias a voluntad, eso es poder, si lo hacen sus padres por qué no hacerlo ellos. Es reflejo del medio que los contiene”.

Indicó que se pueden detectar porque son prepotentes y agresivos, no entran a clase, faltan el respeto a los maestros y cualquier problema en la escuela intentan arreglarlo con dinero.
“En un antro es el que tiene la mejor mesa, trae el mesero nada más para él y hace que sus amigos estén contentos, y no son narcotraficantes pero alardean y ése es el segundo rasgo de su conducta. Pero el deseo de vivir esta condición de poder los domina. Quizás sí traen un arma”.
Detalló que estos menores delinquen porque tienen exacerbada la necesidad de reconocimiento pues han vivido a la sombra siendo “los hijos de alguien”.

En cuanto a su potencial relación con miembros del crimen organizado expuso: “Sí se están relacionando, se van metiendo en conflictos, empiezan en un pleito en un antro, la siguiente ya tiene una nota mala y tienen que ir preparados porque el golpeado puede llegar con otro grupo a vengarse. Ahí se van involucrando sin medir las consecuencias, cada nuevo enfrentamiento requiere de más poder, de más apoyo… Empiezan los compromisos, de yo conozco a fulano y si le pasamos una lana nos echan la mano y pueden verse relacionados”.

Finalmente, el sicólogo alertó: “Se requiere de un compromiso muy fuerte de los padres para enderezar la vida de un hijo, nadie más lo puede hacer, ni la autoridad”.

Los asaltos
Alrededor de 3.75 millones de pesos son extraídos con violencia cada mes de las cajas registradoras de los comerciantes de Tijuana. 16 cadenas comerciales concentran una tercera parte de los establecimientos afectados, registrando un promedio de 250 asaltos mensuales. La media es que los amantes de lo ajeno se embolsan de tres a cinco mil pesos cada que atracan un comercio.

Por la frecuencia con la que se cometen, algunos establecimientos tienen contempladas las pérdidas de los asaltos dentro de su margen de utilidad. Según Mario Escobedo, Presidente en Tijuana de la Cámara Nacional de Comercio (CANACO), para algunos microempresarios esa pérdida a veces llega a ser mayor a la renta de un local. “Esa diferencia puede significar la vida o la muerte de un negocio pequeño”.

El dinero robado representa una fracción de los costos operativos para los comerciantes. Un gran número de empresas y cadenas comerciales se han visto obligados a destinar una parte importante de su presupuesto para medidas de seguridad como rejas, cámaras de video, guardias privados y hasta seguros contra robos.

“Algunas han invertido hasta 150 mil pesos en sistemas de circuito cerrado. Pero no todos los comercios cuentan con recursos suficientes para invertir en seguridad, de manera que mientras más pequeño sea el comercio, más vulnerable”, aseguró el presidente de CANACO.

Pequeños comerciantes han renunciado a los horarios nocturnos por el temor a ser asaltados, explicó Escobedo. “Saben que si les roban mil o dos mil pesos, puede significar la utilidad de la semana”.

La inseguridad ha creado un sentimiento de miedo entre los comerciantes. “Piensen en qué estado se encuentra la mentalidad del empresario, cuando al comienzo del mes tiene la certeza que para finales, será víctima de un asalto”.

Un esfuerzo muy importante de la iniciativa privada para disuadir la actuación de los asaltantes, en particular de los recurrentes, es el arranque de la campaña de denuncia ciudadana “Ponle dedo al ratero”. El objetivo es que las personas cercanas al delincuente lo identifiquen a través de carteles con fotografías tomadas por las cámaras de seguridad de los comercios asaltados, y que serán exhibidos en establecimientos participantes, con la idea que los malhechores sean denunciados de manera anónima al 089.

Hasta el momento 18 comercios se han sumado al proyecto, entre ellos cadenas de farmacias, mueblerías, tiendas de autoservicio, tiendas departamentales, hospitales y hasta carnicerías y cafés. Además se cuenta con el apoyo de tres compañías de seguridad privada.

Sin embargo los videos o las fotografías no siempre constituyen una prueba fehaciente, aseguró el Procurador de Justicia del Estado, Rommel Moreno. “Son considerados con el mismo valor que un testimonio o una circunstancia de hecho… algunos ministros han tomado la decisión de aceptarlas como evidencias, mientras que otros no”.

En el tema del robo simple, los causantes pueden obtener la libertad bajo caución, explicó el Procurador de Justicia, por lo que a nivel legislativo actualmente se analizan los esquemas legales para que los delincuentes no puedan acceder a este recurso en caso de reincidencia.
Así, entre menores de edad, primo-delincuentes y mucha impunidad la sociedad tijuanense está siendo robada, asaltada y secuestrada por sus propios hijos. La nueva generación de juniors criminales, o lo que es peor: Otros narcojuniors en ciernes.

Las víctimas de los asaltos
Taxistas, repartidores y gasolineras
Repartidores.- Compañías repartidoras de alimentos y productos han visto deteriorada la seguridad de su personal ante los asaltos, incluso una de las principales compañías cerveceras decidió contratar agentes de la Policía Comercial para resguardar algunas de sus rutas de distribución en Tijuana, particularmente la que cubre la colonia Valle Verde, en la delegación La Presa. Para los delincuentes que operan en la zona, los camiones repartidores eran casi un botín sobre ruedas que podía ser tomado sin dificultad, al punto que muchas compañías dejaron de surtir algunas tiendas de abarrotes.

En un recorrido de las rutas de distribución que cuentan con resguardo policíaco, se observaron los riesgos. Dos repartidores salen temprano a su recorrido, el cual es vigilado por un policía comercial que tripula un pick up blanco sin rótulos ni distintivos.

Los repartidores ubican las tiendas peligrosas y saben que los asaltantes aprovechan el momento cuando salen de cobrar para “pegarles” y escapar con el botín. Cuando esto sucede, el policía que los resguarda sabe que no vale la pena molestarse en pedir refuerzos porque nadie va a llegar.

Para los dos hombres que viajan en el camión de distribución y para el policía que los protege está muy claro que lo importante es acatar las medidas de prevención para proteger su vida. Una sospecha que ronda a los funcionarios de seguridad de la empresa víctima, es la probable participación en los atracos de empleados o ex empleados, de manera que han endurecido las medidas de control interno.

A pesar de los altos costos que representan las nuevas medidas de seguridad, han logrado reducir el número de asaltos hasta en un 70 por ciento en la compañía cervecera.
Taxistas.- “El servicio del transporte es noble, pero los peligros están en todos lados”, dijo Luis Felipe Rodarte, conductor de un taxi libre atracado hace unos meses por dos hombres y dos mujeres que llevaban consigo a un niño y un bebé de brazos.

El grupo le pidió que los llevara a Otay. Cuando pasaron el edificio de la delegación Centenario le pidieron continuar hacia el Nido de las Águilas, lo que despertó sospechas, pero no los bajó por consideración a los menores.

Al llegar, las mujeres bajaron con los niños, mientras uno de los hombres le apuntó con un objeto y le ordenó entregarle el dinero y el auto. Rodarte entregó el dinero de inmediato. En un descuido de los agresores salió corriendo y se escondió en una casa cercana. Después reportó el asalto en la delegación Centenario, y recibió la noticia que la unidad que conducía había sido incendiada y arrojada a una barranca.


Pero Luis Felipe no es ningún novato. Horas antes había llevado algo de dinero a su casa, había llenado el tanque y comprado una tarjeta para el teléfono, de manera que traía consigo muy poco efectivo.

Otro taxista, Joaquín Rodríguez, desconfía de todos los que suben a su taxi. Hace algunas semanas recogió a un muchacho en la Plaza Fiesta, que por venir bien vestido le inspiró confianza. Jamás imaginó que terminaría con una escopeta en la cabeza, entregándole mil 500 pesos, el celular y el carro.

“Nadie atrás” es su nueva medida de seguridad. Si dos hombres le piden la parada no los sube. “Menos pasaje pero más seguridad”, explicó Rodríguez. “Es que en estos tiempos ya no se sabe quién es malandro”.

Gasolineras.- La misma situación de inseguridad pone en riesgo las utilidades y la operación de las gasolineras de Tijuana. En marzo se registraron 59 asaltos a estaciones. Una empresa fue asaltada nueve veces en los tres primeros meses del año. “Es increíble la cantidad de asaltos” expresó en entrevista Joaquín Aviña, Presidente de la Asociación de Propietarios de Estaciones de Gasolina de Tijuana (APEGT). “Llegaba el nivel de impunidad, que a las seis de la mañana asaltaban una y a las siete de la mañana estaban los mismos sujetos asaltando otra que estaba cerca”.

La mayoría de los atracos se cometen en las vialidades del este de la ciudad como en Gato Bronco, Cucapah y Mariano Matamoros, por mencionar algunos. Un caso que impactó fue un asalto en una estación de El Florido, cometido por un grupo de hombres a bordo de lo que parecía ser una patrulla tipo pick up de la Policía Municipal.

En otro establecimiento, un cajero fue rociado con gasolina por un asaltante que amenazó con hacer estallar la estación, de no recibir todo el efectivo de la registradora.

“El este de la ciudad es prácticamente un pueblo sin ley”, expresó Aviña. En el fraccionamiento Villafontana dos empleados de una estación recibieron disparos durante un asalto. Ambos recibieron atenciones médicas y sobrevivieron.

Hace unos meses una estación fue atracada por un comando de hombres armados que amagaron a uno de los empleados con una ametralladora. Esta amenaza hizo que ingresaran al área de caja, e intentaran arrancar la caja fuerte de la pared con marros y picos. La presencia de un convoy de vehículos militares en calles aledañas hizo que huyeran sin cumplir su cometido, pero los empleados recibieron tantos golpes que tuvieron que ser hospitalizados.

La violencia de estos actos delictivos ha provocado mucho coraje e impotencia entre los miembros de la APEGT. “Es gente de trabajo que se gana su salario día con día, prácticamente para sobrevivir, y todavía les hacen esto”, reclamó Aviña.

Los gasolineros ya tienen bien detectado que los asaltantes acostumbran atacar las estaciones durante la mañana, cuando todavía no ha pasado el camión de valores o no se ha hecho el depósito bancario. “Los lunes eran muy peligrosos, porque se llegaban a robar las ventas del fin de semana… se llegaron a robar hasta 200 ó 300 mil pesos”, informó el líder del sector.

Sobre los resultados de las investigaciones de la Procuraduría de Justicia del Estado, Aviña aseguró que han sido nulos, y hasta ahora los pocos detenidos han caído en flagrancia, por parte de la policía municipal. “Confiamos en las autoridades, pero todo tiene un límite y se está acercando”.

Malas compañías
Guillermo Sánchez Lavenant, fue privado de la libertad por un comando armado a las10:00 de la mañana del domingo 20 de abril. Su secuestro está relacionado con el del hijo de la familia Jaramillo, perpetrado la noche anterior, en medio de una fiesta en la colonia Chapultepec.
Guillermo había sido detenido con su hermano Víctor Adrián cuando empezaba el día 18 de abril. Esa madrugada los jóvenes circulaban a exceso de velocidad por la calle Sexta de la Zona Centro de Tijuana en un Mercedez Benz 2002 con vidrios polarizados y placas de California; les marcaron el alto y emprendieron la huida, según reportaron los policías.

Al ser detenidos a la altura de la avenida Pío Pico empezaron a insultar y lanzar juicios despectivos hacia los policías. “Uno de ellos (Víctor) levantó su sudadera para mostrar un arma de fuego calibre .9 milímetros marca Pietro Beretta”.

Fueron detenidos y al correr el arma detectaron que había estado implicada en la ejecución de Raúl Silver Quintana “El Fantasma”, cometida en agosto de 2008, cuya muerte fue relacionada por la Unidad Orgánica de Homicidios Dolosos con actividades del crimen organizado, dado que dos de sus cómplices habían sido apresados tres meses antes.

Por estos hechos fueron remitidos a la Procuraduría General de la República (PGR). En su declaración, Adrián Sánchez deslindó de toda responsabilidad a su hermano, además negó tener relación con el homicidio de Silver Quintana e informó que el arma se la acababa de vender el hijo de Ignacio Jaramillo.

La familia acudió el primer día a defenderlos. Explicaron que los muchachos pertenecían a una familia de policías y por lo tanto estaban acostumbrados a las armas, pero que no eran delincuentes. Enviaron una abogada para que se hiciera cargo del caso y después cambiaron a un hombre.

Mientras trataban de liberar a los jóvenes el muchacho que presuntamente les disparó, y cuyo padre lleva varias semanas secuestrado, fue privado de la libertad en una fiesta y frente a muchos testigos.

Amanecía el domingo 20 de abril cuando fueron notificados que Guillermo sería liberado y por el calibre del arma, Víctor también alcanzaría la libertad bajo caución. Pagando una multa de 50 mil pesos, quedaría libre mientras se investigaba el caso.

Pero ni los abogados ni la familia se presentaron, según informó la familia. Le dieron instrucciones al menor de los hermanos para que abordara un taxi para ir a su casa, así lo hizo frente a la PGR y tres cuadras adelante un comando lo secuestró, provocando el silencio del hermano mayor.

La investigación sigue abierta y al expediente se han anexado dos datos:- El 30 de octubre de 2007, fue detenido un primo del acusado, Mario Mendoza Lavenant.

- Y el 19 de marzo de 2001, el agente ministerial Mario Michael Aguayo Villalvazo fue asesinado; él y su pareja estaban revisando al joven Miguel Ángel Sánchez Lavenant a quien le encontraron un paquete con droga. Mientras lo revisaban, un comando dirigido por un lugarteniente del Cártel de los Hermanos Arellano Félix, llegó y los balaceó. Sánchez andaba armado y fingió ser ministerial.

Armas de utilería
Según un comprador frecuente, estas armas de utilería pueden ser compradas con relativa facilidad en algunos tianguis de Tijuana como Las Carpas o el Mercado de Todos. Aunque no se exhiben en el mostrador, basta preguntar por ellas a los dueños de puestos donde se venden pistolas de juguete o rifles de municiones. Éstas permanecen escondidas o se piden por medio de catálogo.

Los precios de las armas apócrifas oscilan entre los mil ochocientos y tres mil pesos. Se pueden conseguir desde pistolas tipos revólver y escuadra, hasta escopetas y “cuernos de chivo”.
“Yo he visto que las compran muchos cholitos o veladores”, aseguró el comprador entrevistado, quien solicitó ocultar su identidad.

La ventaja para los asaltantes de utilizar armas de utilería es que de ser detenidos, los cargos que enfrentan pueden ser considerablemente menores, comparados con la posesión de un arma de fuego verdadera.

A pesar de no tener una cifra exacta del número de atracos cometidos con armas de utilería, el Secretario de Seguridad Pública de Tijuana, Alberto Capella, asegura que el fenómeno ya presenta cierta recurrencia, en particular entre menores de edad.

“Yo creo que se debe analizar esta realidad para hacer las modificaciones al código penal y de procedimientos penales”, subrayó.

Estos productos son distribuidos por
compañías establecidas en ciudades estadounidenses como San Francisco, Reno y Los Ángeles, donde tienen una alta demanda por parte de la industria cinematográfica. Las armas de utilería también pueden ser compradas a través de los sitios de Internet de estas compañías.
Para los vendedores el problema son las estrictas reglas de importación de este tipo de productos, pero éste puede ser resuelto por medio de “contrabando hormiga”, internándolas a México en cajuelas de autos o en mochilas.

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