Los narco- business en México
Babette Stern es una veterana periodista francesa especializada en asuntos económicos. Trabajó 15 años en el vespertino francés Le Monde y luego fue corresponsal en México y América Latina del diario Libération.
Con esa experiencia se dedicó a investigar el entramado financiero del narcotráfico y sus cárteles en México. De esas pesquisas surgió un libro que tituló Narco Business, el irresistible ascenso de las mafias mexicanas, aún no traducido al español y presentado en días recientes en la Alianza Francesa de México.
Durante su exposición, la periodista explicó que los capos actúan como mecenas y verdaderos patrones empresariales: tienen a su servicio contadores, notarios, médicos, empresarios, pistoleros y toda una amplia variedad de profesionistas y delincuentes. Dijo que muchos ya no operan como bandas, sino como empresas diversificadas que actúan criminalmente de forma “muy atomizada” y que hacen que la economía se active en muchos sectores deprimidos.
¿Eso que llamas narcobusiness crece al amparo de los anteriores gobiernos federales, del PRI?
Crece a la sombra de la esfera política. Para hacer una comparación con los colombianos: las mafias colombianas se desarrollaron contra las autoridades, al margen de ellas; en México florecieron a la sombra del poder político, casi en ósmosis. Con el régimen posrevolucionario y autoritario del PRI, el narco tiene su apogeo en los años 90 con la presidencia de Carlos Salinas de Gortari. En esos años había un acuerdo tácito entre el poder político y el narco, con el primero jugando como árbitro, como juez de paz entre las diferentes bandas. Pactaban. Había una forma de contención. Cada uno de esos grupos tenía su plaza. Y cuando el PRI cae como árbitro, entonces las bandas empiezan a pelear entre sí…
¿La tesis de tu libro es que a la llegada de Fox y Calderón se crea un caos, porque ya no existen esos pactos y ese árbitro, y por ello crece la violencia?
En parte sí, pero por otro lado, con la paramilitarización de los cárteles, cada uno provoca una escala de violencia: tú me matas, yo te descuartizo; tú me descuartizas, yo te masacro. Por supuesto que con la guerra de Felipe Calderón contra los narcos se da una patada en un hormiguero. Y eso ocasiona que cada uno se reorganice y se pelee con el otro, por todos lados, y eso crea un caos.
Dijiste en la presentación del libro que México no es un narcoestado, pero sí un Estado “compatible” con el narcobusiness. ¿Te refieres a que ellos, los narcos, desarrollan perfectamente aquí su economía?
Pues sí, casi cada uno de los sectores económicos vive o se beneficia del narco en un sentido u otro. Los narcos tienen montones de dinero, tienen un poder financiero enorme y son muy buenos clientes: compran inmuebles, compran coches, compran aviones, compran empresas, compran ropa, compran restaurantes, bares, centros nocturnos, hoteles, pequeños negocios, todo. Tengo una pequeñita historia que me contó alguien que era director de una tienda de lujo en Masaryk: Cada dos semanas el ayudante de un capo llamaba para preguntar cuáles eran las novedades. El director sabía cuál era la medida, la talla de la mujer del capo y entonces compraba todo, pero todo. El director me dijo: “Cuando no vienen, durante tres semanas nuestras ganancias caen”. Entonces, todos comen en algún momento de ese dinero, todos.
¿Y es así como llegas a la cifra de que 81% de la economía está salpicada por dinero del narco? ¿Cómo llegas a eso?
Esa cifra es del doctor Eduardo Buscaglia (investigador del ITAM y asesor de la ONU para el tema del narco). No significa que 81 por ciento del PIB provenga del narco, pero sí que en 81 por ciento de los sectores económicos, un día u otro, son tocados; el dinero del narco entra en la economía. Y eso sucede una vez en algún sector, a lo mejor no dos veces, pero sí lo toca.
¿Qué hace una periodista francesa que estuvo en Le Monde y Libération metida en un asunto riesgoso como éste? ¿Qué te llevó a hacer esto?
Quedé enamorada de México cuando estuve aquí. Todo lo que pasa en México me importa. Tenía la pregunta de cómo los contrabandistas de los años 20 del siglo pasado se convirtieron en una de las mafias más poderosas del mundo y no encontré respuesta en la literatura, entonces busqué.
“Tú lo sabes: el oficio del periodista es ayudar a entender y transmitir eso. Era mi pequeño grano de arena.”
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