Las narcomascotas que dejaron sus jaulas de oro


Tres monos ardilla -una especie muy pequeña- vivieron durante años entre lujos en una hacienda de 6.5 hectáreas rodeada de jardines extravagantes y establos para purasangre.

Había más de 200 animales -desde mulas hasta pavorreales y avestruces- en esta hacienda ubicada en el centro de México, y otros cientos de especies estaban en dos propiedades conexas, muchas en espacios opulentos.

También se encontraron en estos lugares objetos que nada tenían que ver con fauna, como fusiles de asalto AK-47, pistolas Beretta, cientos de otras armas y cocaína.
El dueño de la hacienda era Jesús, identificado por las autoridades como El Rey Zambada, uno de los jefes del poderoso cártel narcotraficante de Sinaloa, quien al igual que otros capos de las drogas tenía un gusto especial por las especies exóticas.

Apenas dos días antes de la captura de Zambada, la policía había confiscado dos tigres y dos leones de una casa que utilizaba una banda narcotraficante en las afueras boscosas de la Ciudad de México.

A medida que aumenta la captura de jefes del hampa, también aumentan las mascotas que les son confiscadas y retiradas de las jaulas doradas en las que se encontraban para trasladarlas a espacios más modestos en zoológicos del país.

Esta situación causa dificultades a algunas instituciones que se hacen cargo de la llegada de los animales, pero por otro lado, brinda a los amantes de los animales en México la oportunidad de admirar un tesoro de criaturas nuevas.

Al igual que Zambada -aprehendido en octubre de 2008- los monos ardilla permanecen en custodia estatal, pero en el Zoológico de Zacango, en el estado de México, vecino de la capital del país. Los monos emiten sus chirridos mientras los niños los contemplan embelesados. Estos animales vivían antes en "un espacio grande construido de materiales de buena calidad", dijo Manlio Nucamendi, coordinador del zoológico. "Pero no tenían la dieta ni la atención médica correctas".

Las fuerzas antinarcóticos se han topado con los zoológicos privados de los cárteles del narcotráfico y en estos lugares han encontrado tigres, panteras y leones entre otros animales o especies exóticas.

La Procuraduría General de la República, que supervisa las confiscaciones a los grupos narcotraficantes, no facilitó la cifra exacta de animales decomisados, pero cualquiera que sea el número, éste es muy alto y ha representado un desafío a las autoridades para encontrarles albergue.

"Dentro de los recursos limitados del gobierno mexicano, se han emprendido bastantes acciones para garantizar el bienestar de estos animales", dijo Adrián Reuter Cortés, de la representación en México del World Wildlife Fund, un grupo conservacionista. "Pero incluso los zoológicos tienen cupo limitado y no pueden acoger a todos los animales".

El gobierno recurre de manera ordinaria a la asistencia de los zoológicos porque éstos tienen la experiencia, el equipo y los vehículos para el transporte de animales grandes, dijo Frank Carlos Camacho, director ejecutivo del parque de fauna salvaje Africam Safari, cercano a la ciudad de Puebla, y presidente de la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México, A.C.

“Implica cierto peligro el manejo de animales como felinos grandes, osos y herbívoros grandes", expresó Camacho.

Dijo que se ha enterado del hallazgo de jirafas, búfalos y camellos en los narcozoológicos.

Igual que en la película "Scarface" de 1983 sobre el hampa, los jefes narcotraficantes tienen zoológicos privados como símbolos de posición y poder, y como muestra de su opulencia.

Los descendientes de hipopótamos deambulan todavía en el zoológico privado que tenía el jefe narcotraficante colombiano Pablo Escobar en Colombia.

El recinto fue convertido en propiedad estatal después de la aniquilación de Escobar y ahora es atracción turística. Tres de las bestias escaparon y vivieron dos años en estado salvaje.

Algunos jefes narcotraficantes también utilizan las bestias para propósitos más nefarios. En la prensa se ha publicado versiones según las cuales los jefes del cártel mexicano de Los Zetas destinan a sus víctimas a la alimentación de los leones y tigres que tienen en sus propiedades.

Los animales también son utilizados para el tráfico de narcóticos. En los últimos dos años, los traficantes han intentado el envío de cocaína dentro de tiburones congelados; han obligado la ingestión de bolsas con cocaína a algunas víboras y han colocado bolsas con cocaína líquida transparente en contenedores que transportan pescado tropical, dijo Reuter Cortés.

México es un importante territorio de tránsito de drogas pero también de animales con destino a Estados Unidos.

El país tiene una demanda interna firme de animales e incluso se han encontrado felinos grandes en oferta en mercados urbanos ordinarios. En julio, las autoridades mexicanas confiscaron más de cinco mil 500 animales y plantas cuya posesión está prohibida durante una operación nacional de tres días.

Sin embargo, no todos los animales exóticos confiscados han tenido la misma fortuna que los monos que pertenecían a Zambada.

Muchos animales en cautiverio o en residencias privadas de los narcotraficantes sufren desnutrición o se les han extraído las garras o los colmillos, dijo Nucamendi. "Se trata de un símbolo de posición y poder", dijo.

"Funciona una psicología extraña en las personas que tienen estos animales".
Una tarde reciente, mientras mostraba los recintos del zoológico, Nucamendi saltó una barrera y saludó en cuclillas a un jaguar de dos años llamado Diego.

En respuesta el felino estrujó su cara contra una cerca de alambre.Los anteriores dueños de Diego en la ciudad mexicana de Tijuana solían cobrar una cuota a las personas que deseaban fotografiarse con el felino, expresó Nucamendi.

En otra parte del zoológico había un elefante de 30 años que fue confiscado a un circo debido a que los propietarios carecían de los permisos correspondientes para tenerlo.

Los empleados decían en broma que el elefante era un inmigrante sin permiso para estar en México debido a que fue traído de contrabando desde Estados Unidos.
Un cachorro de León, de ocho meses, también llamado Diego, llegó al zoológico con desnutrición porque así lo tenían sus dueños privados. Ahora más gordo, Diego juega con otros dos cachorros de su especie que también están en exhibición.

En cuanto a los monos ardilla, éstos serán trasladados a un lugar de exhibición más grande que se construirá conforme al proyecto de remodelación del zoológico. Aunque algunos de los animales confiscados tenían antes una casa más fina, por decirlo así, en sus nuevas moradas han recibido la atención conveniente de las personas que los cuidan.

"A nosotros nos interesa más el bienestar a estos animales que las investigaciones penales", expresó Nucamendi. "Ese es nuestro deber. Estamos dedicados en cuerpo y alma al bienestar de estos animales".

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