Narcos que viven entre ricos


En Interlomas, cerca de la zona Esmeralda, las residencias se venden entre cinco y 10 millones de dólares; en ellas se refugian extranjeros, altos empresarios, políticos, artistas, magnates, y también narcotraficantes. El llamado “Manhattan de México” es un territorio en pugna por uno de los grupos criminales más violentos dirigido por quien se hace llamar La Mano con Ojos, quien corta las cabezas de sus enemigos y las exhibe en las avenidas más prestigiosas del Estado de México.

Palma Criolla, una serpentina calle que cruza este “Manhattan” mexicano, fue el escenario de uno de los hallazgos recientes más siniestros: el cuerpo descuartizado de Tomás Parra, un líder ciudadano de la colonia Montón Cuarteles, situada a unas cuantas cuadras del lugar.

Para sorpresa de los padres de niños que asisten a exclusivo kínder, los restos de Parra fueron abandonados dentro de su propio taxi, estacionado cerca de este centro educativo, a la vista de todos. Una advertencia que acompañaba al cadáver sugería negociaciones entre el crimen organizado y las autoridades.

Policías, taxistas, funcionarios y soplones son las principales víctimas del llamado Compayito, quien ante la caída de sus jefes, Édgar Valdés Villarreal, La Barbie, y Gerardo Alvárez Vázquez, El Indio, tomó el liderazgo de la banda para controlar la venta de drogas en el Estado de México y Distrito Federal.

La Mano con Ojos, cuyas ejecuciones suman ya casi dos centenares, opera desde hace más de 10 meses en Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán, Cuautitlán, Ixtapaluca, Ecatepec, Huixquilucan y la zona poniente en el Distrito Federal, según la Procuraduría de Justicia del Estado de México. Esta última zona se ha convertido en la cereza del pastel, pues representa un gran potencial para las operaciones del narcotráfico en México.

La geografía en la que se encuentra instalada la banda delictiva le permite realizar operaciones y reclutamiento de forma estratégica. Con vías de salida a Querétaro y Guerrero, y de fácil acceso al corazón económico y financiero del país, el Distrito Federal, se establecen conexiones al puerto de Lázaro Cárdenas, que es por donde llegan los cargamentos de precursores químicos al país.

De acuerdo con reportes de inteligencia de la Procuraduría del Estado, La Mano con Ojos coordina un nuevo cuerpo de sicarios integrado por ex colaboradores de otras bandas, separados tras la muerte de Arturo Beltrán Leyva.

Hasta el momento, la PGJEM le adjudica a esta organización delictiva 25 ejecuciones ocurridas durante el periodo de enero a mayo del presente año. El perfil de los ejecutados en la mayoría de los casos es similar: jóvenes de entre 15 y 35 años, sin profesión, identificados por ser corredores de droga.

La Mano con Ojos ha utilizado el terror para el dominio. Otras de sus principales víctimas son policías, puesto que consideran que hay corrupción generalizada y se les mata “por traición”, o bien, porque algunos mandos trabajan para un cártel y otros para el bando contrario.

Asimismo, “reclutan a taxistas porque son muy fáciles de enganchar, son los primeros trabajadores del narco, andan vigilando, saben dónde están los operativos, a cuáles zonas se puede entrar y a cuáles no”, explica el autor de Tierra Narca, Francisco Cruz. También contratan albañiles, pero luego de que éstos terminan su labor “es imposible dejarlos vivos, ya que conocen los secretos de sus mansiones: subterráneos, clósets, escondites. Además, saben dónde se encuentran los criminales”.

La repartición entre bandas

Para el procurador de Justicia mexiquense, Alfredo Castillo Cervantes, otros dos grupos delictivos que se disputan el territorio son el cártel del Centro y La Familia Michoacana, quienes han desplazado a Los Zetas, Los Pelones, los Beltrán Leyva, el cártel del Golfo, entre otros.

De acuerdo con el fiscal, esos grupos se repartieron la zona centro, poniente y oriente de la entidad creando bandas que tratan de “alinear” a los narcomenudistas, lo que ha dejado alrededor de 198 ejecuciones durante los últimos 12 meses.

El candidato electo a la gubernatura del Estado de México, Eruviel Ávila, advierte que habrá “mano dura” contra todos los criminales, aunque no quiso opinar sobre La Mano con Ojos. Cuestionado directamente sobre la operación de esta banda criminal en varios municipios de la entidad mexiquense, Ávila dijo la seguridad pública “es uno de los ejes de su campaña”.

En tanto, el catedrático y experto en temas de seguridad pública Gabriel Regino mencionó que la causa por la que La Mano con Ojos opera en municipios específicos del Estado de México responde a la herencia de dominación que existía desde el tiempo del cártel de los Beltrán Leyva, y que tiene especial énfasis en Huixquilucan, “porque es un sitio en el que pueden pasar inadvertidos ante el gran poder adquisitivo de muchos de sus habitantes”.

De acuerdo con información de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), uno de los principales dirigentes de este grupo delictivo era Gerardo Álvarez, El Indio, quien también controlaba el estado de Guerrero, sobre todo la Costa Grande y Acapulco, y se le vincula con la matanza de 24 albañiles en La Marquesa en 2008. Fue detenido en abril de 2010.

El perfil de los integrantes

La Mano con Ojos recluta principalmente a jóvenes de entre 20 y 30 años, que operan en células de más de cinco integrantes, de acuerdo con reportes de inteligencia del Estado de México. Algunos pudieran tratarse de juniors, que usan autos deportivos último modelo.

Los jefes de la banda superan los 40 años, visten de negro, con uniformes de agentes federales apócrifos y realizan levantones para reclutar a sus elementos. Si éstos se niegan son decapitados, como ha ocurrido con el caso de algunos taxistas que se rehusaron a dar servicio de “mensajería” (entrega de mercancía y droga).

Del 14 al 28 de diciembre cercenaron al menos a cinco personas, cuatro de ellas en el Estado de México y, de las más comentadas, en la delegación Tlalpan. Los detenidos reconocieron que formaban parte de La Mano con Ojos.

Estos ajusticiamientos, según el procurador Castillo, se han cometido porque los narcomenudistas tienen la instrucción de no vender droga hasta que llegue su nuevo líder, la cual desobedecieron. En consecuencia están matando a la gente que no se “alinea”, como una forma de disciplinar a los rebeldes.

La guerra entre las bandas deriva de traiciones, como ocurrió con Juan Carlos Vasconcelos Montalvo, El Canas, encargado del trabajo sucio de La Familia Michoacana. El líder sospechaba que los narcomenudistas que trabajaban para él pretendían traicionarlo con el grupo de La Mano con Ojos, por lo que ordenó la ejecución de algunos de sus integrantes, situación que ha agravado la violencia en esta entidad.

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