“Dime con quién vas o te chingo”


Benjamín conoce la ruta. Desde el Estado de México se fue a Tamaulipas en busca de su hermano, quien desapareció el 2 de febrero pasado. No ha vuelto a saber de él, pero en su recorrido e investigación encontró muchas cosas: “los policías municipales suben a los camiones, seleccionan gente y la bajan; los venden (entregan) a los coyotes y zetas, quienes los extorsionan y si la familia no envía el dinero, los matan”, dice

Junto con su madre, de 62 años, y su padre, casi ciego, Benjamín salió de las instalaciones de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), en la Ciudad de México, con la promesa de que compararán el ADN de su madre —extraído el 16 de marzo en Reynosa— con el de los cadáveres de las fosas clandestinas de San Fernando, Tamaulipas.

Su hermano, de 36 años, fue deportado de EU a fines del año pasado. Al comenzar 2011 decidió probar suerte otra vez e irse a buscar chamba de albañil al otro lado.

Uno de esos días de febrero alguien habló a su casa en el Estado de México.

—¿Quién se hace cargo de fulano…?

—Yo, soy su hermano…

—¿Lo quieren ver con vida?

—¿Quién eres, cómo sé que está contigo?

—Tienes que depositar 2 mil dólares en una cuenta en Dallas…

Discutieron. El extorsionador se molestó:

—Tú no me vas a decir cómo hacer mi trabajo, hijo de la…

No hubo depósito y jamás volvieron a saber de él.

Fue cuando Benjamín decidió buscar en la región de Tamaulipas. Presentó la denuncia ante la autoridad de ese estado y fue testigo de que no se hizo nada por buscar a su hermano. Por eso decidió hacer sus propias indagaciones.

Zona en poder de la delincuencia

Buscó y preguntó. “El municipio de Gustavo Díaz Ordaz es demasiado peligroso. Ahí unos sujetos me iban a llevar, pero gracias a que pasaron los soldados me soltaron. Un hombre me decía: “tú vas al otro lado, dime, si no te mato, te carga la chingada.

“Fui testigo de cómo bajan a los hombres de los autobuses y los meten a un cuartito en Miguel Alemán. Ahí los policías municipales tienen el mando, son la autoridad. Los de ahí y los de Ciudad Mier. En toda esa parte hay casas y pueblos abandonados, es una zona en poder de la delincuencia. Mi hermano desapareció entre Díaz Ordaz y Reynosa.

“El 1 de marzo fuimos a Nuevo Laredo a recorrer los hospitales. Ahí nos dijeron que a diario aparecen cuerpos; después fuimos a Ciudad Mier a Los Guerra (población de Miguel Alemán). Ahí nos pararon los municipales y uno chaparro y bien armado me bajó y me preguntó: ‘¿vas al otro lado?’ Le dije que no y le enseñé papeles de la denuncia de mi hermano. ‘Dime con quién vas o te chingo”, me dijo.

“Nos dio mucho miedo, pues en ese pueblo no hay gente; después, nos enteramos que ahí secuestran. El municipio de Díaz Ordaz está casi vacío y ahí meten a la gente que venden.

“Toda la policía está coludida con los delincuentes y sólo observan a los que bajan y suben de los camiones; los ven y les preguntan ¿a dónde vas, con quién vas? Si les interesa, lo detienen y si ya está arriba, lo bajan, es la policía con uniforme o gente vestida de civil.

“Se dedican a extorsionar, bajan a la gente en Reynosa, los escogen, les piden identificación. Llegando a Reynosa me agarraron dos batos civiles. ‘¿Para dónde vas?’ Me preguntaron. Y les dije: ‘espero a un familiar’. Y él me contestó: ‘Dime bien con quién vas, pues aquí en esta terminal de autobuses yo mando’.

“Me dijeron ‘identifícate’, pero yo les dije que no… Había gente mirando y fue como me dejaron, pero después llegaron policías y me dijeron ‘no puedes estar adentro, salte…’ Me dio miedo, pero ya no vi a nadie.

“Luego nos dijo la gente buena ‘¿por qué se fueron a meter allá? Es peligroso’. Dicen que en Miguel Alemán hay gente mala y ese pueblo está a media hora de Díaz Ordaz.

La espera seguirá

Entrevistados afuera de la SIEDO, la madre del desaparecido afirma: “lo vamos a seguir buscando, no estoy de acuerdo en encontrarlo muerto. Mientras, vivo la desesperación de una madre”. De estatura baja, suelta repentinamente las lágrimas.

Los tres se fueron confiados en que de encontrar similitudes en el ADN de ella en algún cadáver, los mandarán llamar.

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