Narcos, verdaderas estrellas en México


Los capos de los cárteles llevan una vida ostentosa y mediática, digna de astros de Hollywood. Amoríos con reinas de belleza, fans, películas y canciones dedicadas a sus "proezas" riegan la fama de estas celebrities.

En un mundo en que las redes sociales están dominadas por artistas como Justin Bieber y Lady Gaga, los narcotraficantes mexicanos hallaron un reducto propio por donde canalizar la curiosidad y hasta la simpatía que despiertan en la gente.

"Playera igual a la de "La Barbie" [Edgar Valdez Villarreal], póntela ya, está padrísima", se podía leer en los portales de subasta que comercializaban la vestimenta usada por el líder del cártel Beltrán Leyva durante su presentación ante la prensa, tras su captura.

La prenda de color verde, parte de la colección Big Pony de Ralph Lauren, se podía adquirir en distintos talles por el módico precio de 34 dólares envío incluido, 66 dólares menos que el valor de venta en la página oficial de la empresa de indumentaria.

Los narcos marcan tendencia y en ese mundo "La Barbie" fue uno de los referentes. A su proyecto de filmar su vida para llevarla al cine, se sumaron las peleas entre distintos productores para hacer lo mismo.

Quien fuera el segundo delincuente más buscado en territorio mexicano decidió inmortalizarse en una película, según confesó durante el interrogatorio ante la Policía. Para ello destinó varios millones de dólares que consiguió con la venta ilegal de estupefacientes.

También afirmó haber olvidado los nombres del guionista, el productor y los actores. "El objetivo era que se estrenara como una película normal, pero con todo lo que salió ya no la quise publicar", contó en ese momento.

El interés suscitado por su figura produjo, además, una pelea entre los realizadores de Narcovideoshomes -dedicada a las producciones de bajo costo sobre el mundo de la droga- quienes de disputaban "un éxito asegurado".

Uno de los directores interesados fue Juan Manuel Romero, creador del filme El Pozolero, quien afirmó que la película "como negocio sería un trancazo". Otros prefirieron su anonimato y, al no llegar a un consenso, manejaron la posibilidad de unificar los varios proyectos sobre "La Barbie" en una sola producción.


La Baja Flims es otra de las realizadoras de narcovideos. En tan sólo nueve días de trabajo a un ritmo de diez minutos de grabado diarios, rueda una película, según constató el diario Milenio. Por año, estrena unas siete obras de clase B que encuentran su público en las clases más humildes.


Para los especialistas, el fenómeno es una muestra más del fracaso de la batalla del presidente Felipe Calderón contra estos grupos. "El gobierno tiene un grave problema de comunicación. No hace empatía ni conecta con al gente", explicó a la prensa el doctor Luis Escobar, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).


Pero el divismo narco no se mide sólo en protagónicos cinematográficos. Como sucede con las estrellas más populares de todos los tiempos, los objetos de los jefes del crimen organizado se subastan y despiertan el interés de cientos de personas.


En noviembre pasado, el gobierno federal puso a la venta 590 lotes de pertenencias secuestradas durante operativos. La oferta incluyó helicópteros, automóviles alta gama, relojes Bvlgari y Cartier, joyas de más de doce quilates y hasta osos de peluche. Los interesados en adquirirlos fueron cientos, todos con identidad reservada por cuestiones de seguridad.


Su figura también se exalta en un género musical propio: los narcocorridos, muy popular en los estados de la costa pacífica de México, y entre las comunidades de inmigrantes en Arizona, Nuevo México y Texas.


Ese tipo de canciones -interpretadas muchas veces por artistas que en sus tiempos libres trabajan como sicarios- llevó al gobernante Partido de Acción Nacional (PAN) a anunciar en 2010 una normativa -aún en trámite- para que productores y distribuidores adviertan en las portadas de los discos que los temas pueden ser considerados apología del delito.


Pero más allá de los objetos de lujo, las promociones cinematográficas y las odas convertidas en música, la verdadera perdición de los líderes de los cárteles son las reinas de belleza y modelos.


La nómina de bellas mujeres que han quedado implicadas en el accionar de las bandas ilegales es amplia. Algunos casos como el de Juliana Sossa, ganadora de un concurso de belleza colombiano en 2008 y arrestada junto a Jorge Balderas Garza, conocido como "El J.J.", o el de la modelo colombiana Juliana López Aguirre, detenida junto al sospechoso narco Harold Mauricio Poveda, ocuparon las primeras planas de los diarios.


Otras reinas involucradas con el narcotráfico son Angie Sanclemente, coronada Reina del Café del 2000 y casada con un criminal mexicano conocido como "El Monstruo''; y Laura Elena Zúñiga, Miss Sinaloa 2008 y en pareja con uno de los líderes del Cartel de Juárez.


El Nuevo Herald publicó un episodio en el que se vio involucrada la venezolana Alicia Machado, ex Miss Universo 1996. En abril de 2010, se filtró el reporte de un testigo secreto que afirmó que estaba de novia con Gerardo Álvarez Vázquez, conocido como "El Indio''.

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