Narco aumenta crímenes contra sacerdotes


A diferencia del pasado, cuando los cárteles del narcotráfico respetaban ciertos códigos, actualmente no hay misericordia ni siquiera con los sacerdotes de la influyente Iglesia Católica de México.

Los crímenes de sacerdotes han venido aumentando, además de extorsiones y amenazas de muerte contra párrocos en medio de una cruenta guerra entre cárteles que se disputan a muerte territorios y las lucrativas rutas de las drogas.

Durante el Gobierno del presidente Felipe Calderón, que inició en diciembre del 2006, han sido asesinados 12 sacerdotes, algunos de ellos a manos de secuestradores o por amenazas cumplidas de extorsionadores, según un informe del Centro Católico Multimedial (CCM).

En el Gobierno anterior del ex presidente Vicente Fox, del 2000 al 2006, fueron asesinados cuatro sacerdotes y tres en el período presidencial previo, agregó.

"Este es un proceso que ha comenzado y que se dejó crecer y que no se ha podido atacar (...) faltan dos años para que termine este Gobierno y ya lleva 12 (sacerdotes asesinados)", dijo a Reuters el padre Sergio Sotelo, director del centro, que es reconocido por la Arquidiócesis de México.

En medio de la violencia ligada a las drogas, que ha dejado más de 36,000 muertos en el país desde que asumió Calderón, algunos de ellos inocentes como niños, bandas de delincuentes exigen dinero a los párrocos a cambio de "protegerlos".

"Las estrategias que están utilizando (las autoridades) han sido verdaderamente insuficientes para contrarrestar este tipo de situación", indicó Sotelo.

AMENAZAS A SACERDOTES

El Gobierno ha dicho que los operativos con militares contra los cárteles de las drogas que Calderón lanzó días después de tomar la presidencia, eran necesarios luego de que gobiernos anteriores dejaron crecer a las bandas criminales.

Producto de los operativos del Gobierno, en particular en Michoacán y Guerrero algunos cárteles como el de los hermanos Beltrán Leyva se fragmentaron, provocan sangrientas disputas por el liderazgo.

Sotelo dijo que entre los 12 sacerdotes asesinados durante el Gobierno de Calderón, al menos dos murieron a manos de sus secuestradores, uno de ellos en el norteño estado de Chihuahua, donde se ubica Ciudad Juárez, la urbe más violenta de México.

Otros casos fueron crímenes relacionados con amenazas cumplidas de extorsionadores, como un párroco asesinado junto con dos seminaristas en Guerrero.

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