Con el propósito de revelar una parte del mundo del narcotráfico desde la óptica del día a día de uno de sus hampones fue escrito el libro “Confesión de un sicario”.
Tras la práctica cotidiana, “Drago” confiesa, como queda plasmado en este libro, “lo único que sé hacer es matar…”.
El relato conseguido por Juan Carlos Reyna, escrito en primera persona, muestra el origen y la consumación de los delitos de un sicario del crimen organizado, en donde se plasma la psique de los actores principales del mundo del narcotráfico.
El escritor tijuanense aseveró durante la presentación del libro realizada en la colonia Condesa que existieron dificultades para su publicación, ya que se fue necesario asegurarse de que no se realizaba una apología a la violencia.
El autor de este libro señaló que no se busca exculpar al personaje principal de esta obra, quien sin duda alguna es un criminal, sino mostrar su cotidianidad y la realidad que vive actualmente, con sus pesadillas, tras lograr alejarse del oficio de matar.
En este texto, como dijo el periodista Roberto Zamarripa, no es del todo periodístico ni literario, ya que no se detallan nombres, lugares ni hechos precisos, principio fundamental del periodista, pero parte de una entrevista con una fuente corroborada como se hace en la labor informativa.
De este modo, Juan Carlos Reyna presenta la vida de un criminal que fue testigo protegido de la Procuraduría General de la República (PGR), y que ahora lava coches y vive a “salto de mata” para sobrevivir, pues el cártel para el que trabajaba supuestamente puso precio a su cabeza.
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