Entrevista con Anabel Hernández: La ‘enciclopedia’ del narcotráfico


Las amenazas contra ella y su familia sobran, pero la investigadora reafirma su convicción de que en México se puede hacer periodismo serio, con sustento; exhorta a la ciudadanía a empoderarse y hacer crecer la cultura de la legalidad para acabar con la violencia.

Contrario a lo que se pensaba, tras publicar su libro “Los Señores del Narco”, Anabel Hernández no se escondió, ni salió de México, a pesar de saber que se orquestaba un plan para desaparecerla.

En esta segunda parte de la entrevista con VANGUARDIA, la periodista habla de que no han sido los narcotraficantes, sino altos mandos de la Secretaría de Seguridad Pública Federal quienes desean su muerte.

“Yo estoy en el día a día, como todos sabemos, nosotros somos periodistas, andamos tras la nota diaria, trabajo para Reporte Índigo, haciendo mi tarea con la mayor normalidad que se puede”, dice la investigadora, quien tampoco se confía.

Actualmente recorre el país presentando su libro, aunque cuenta con un dispositivo de seguridad proporcionado por la Procuraduría de Justicia del Estado de México y ya colocó una denuncia contra quien resulte responsable de cualquier atentado contra ella o su familia.

Vang.- ¿Llegaste al punto de pensar en detener tu investigación?

Anabel.- “Este no es un libro para apoyar a un cártel o críticar a otro, es un libro que es tajante en contra de la delicuencia organizada, ya sea en las instancias públicas como los otros señores del narco que no aparecen en estos cárteles, pero que también trabajan para la delincuencia organizada, como empresarios, policías, militares, padres de ex presidentes.

“Creo que fue una investigación imparcial, y creo que esa imparcialidad, por lo menos en lo que se refiere al crimen organizado, es lo que ha permitido que hasta ahora llegue con vida, porque revisando casos, por ejemplo el libro que se escribió en su momento contra Juan García Ábrego, de la periodista Yolanda, a las pocas semanas fue ejecutada en su casa, con sus hijos y su esposo. Está el libro ‘De Navolato Vengo’, donde se habla de la vida de Amado Carrillo Fuentes, cuyo autor fue desaparecido a las pocas semanas de haberlo publicado.

“Yo tengo más de dos meses de haber publicado el libro y he estado yendo a presentaciones y este tipo de cosas, porque fue una investigación abierta y honesta”.

Vang.- Recién publicado el libro, denunciaste que sabías por algunas fuentes sobre un posible plan por parte de Seguridad Pública Federal, para desaparecerte.

Anabel.- “Así es, eso ocurrió a los pocos días de haber salido el libro. El 3 de diciembre pasado me vi en la necesidad de presentar una denuncia penal contra quien resulte responsable, en la Procuraduría capitalina.

“Dado que efectivamente tuve información de fuentes muy confiables de que presuntamente se estaba orquestando desde la silla de Genaro García Luna y Luis Cárdenas Palomino, un atentado de muerte en mi contra, lo cual, por supuesto, es inadmisible, y por supuesto me dio miedo, decidí hacer el asunto público. Me pareció que callar no sólo ponía en riesgo mi vida y la de mi familia, también ponía en riesgo que si algo me pasaba quedara impune”.

Vang.- Por parte de la Secretaría de Seguridad Pública se te ofreció protección...

Anabel.- “Irónicamente, después de que yo presento esta queja ante la CNDH, primero, y luego ante la Procuraduría capitalina, la Secretaría de Seguridad Pública difundió a los medios que habían ofrecido ya protección, seguridad, y que yo no la había querido aceptar. Cuando hizo eso la SSPF, yo ni siquiera había sido notificada de que estaban ofreciendo tal cosa, lo cual puso en alerta máxima a la seguridad en torno a mí. ¿Qué estaba haciendo la Secretaría en torno a mí o qué parecía que estaba haciendo? ‘Si le pasa algo, no es culpa nuestra, porque, que conste que nosotros quisimos cuidarla’. Entonces eso hizo la situación más delicada”.

Vang.- ¿Qué sucedió después?, ¿cómo estás cuidándote de ese tipo de amenazas o de cualquier otra que pudiera llegar?

Anabel.- “Por un lado, la CNDH pidió a la Procuraduría capitalina medidas cautelares, es decir, cuento con custodia por parte de ellos. Sin embargo, mi caso es una vergüenza, me parece, para México y los periodistas mexicanos. Ya se hizo público en otros países y he recibido apoyo del Comité de Protección de Periodistas en Nueva York, que me llamaron no sólo para ofrecerme su apoyo, sino asilo en algún país de Europa. Lo mismo he recibido apoyo de otras organizaciones para que yo salga del país, dado que después de haber evaluado mi caso coinciden en que estoy en alto riesgo.

“Creo, sin querer ser, o sonar irresponsable, que si los periodistas que estamos convencidos de que se tiene que combatir al narcotráfico y la corrupción que lo solapa, si damos un paso atrás, si nos vamos, si tiramos la toalla, creo que estamos condenando a los periodistas de las próximas generaciones a ser esclavos del poder y de la corrupción.

“Me he quedado en México, y estoy yendo a cualquier lugar donde me inviten a presentar mi libro, como una pequeña muestra de que sí se puede, de que podemos denunciar las cosas, de que el periodismo de investigación se puede ejercer con ética, con sustento.

“Yo decidí permanecer en México y es mi decisión y pienso seguir con ella. La verdad es que por mi propia formación, digo, la libertad de expresión es mía. Si yo le adjudico a alguien más un poder sobre mí, cedo parte de esa libertad de expresión, y creo que eso no le haría bien a nadie”.

Vang.- ¿Cómo vives este quehacer periodístico diario, bajo la sombra de la posible amenaza?

Anabel.- “En estos dos meses, además de ese señalamiento, después por otras fuentes de información, tuve que ampliar mi declaración ministerial, pues tuve información de que eso presuntamente sí se estaba orquestando. Por otra parte, hubo un incidente ahí que ocurrió con mi familia, que la Procuraduría del Estado de México está investigando para saber si está ligado a las amenazas que he recibido o no.

“Yo sabía, no puedo decir que no, que iba a haber consecuencias, que estaba enfrentándome a un poder más importante que el narcotráfico mismo, el de la impunidad, de estos hombres que actúan como traficantes públicos o anónimos, que sienten que son dueños de todo. Ellos piensan que son dueños de la vida, de la pluma, de la voz, de la voluntad de los demás, y estoy convencida de que no es así, no de la mía, no de la de muchos periodistas que tratamos día a día de hacer nuestro trabajo.

“Vivo con miedo, sí, claro que sí, soy madre de familia, no soy huérfana, tengo mucho que perder, y tal vez poco que ganar. Mucha gente me dice: Anabel, es que no tiene sentido, no vas a ganar nada, no se va a lograr nada, nadie te lo va a agradecer, si te pasa algo la gente lo recordará dos o tres días, y la nota que sigue.

“Estoy convencida de lo que estoy haciendo, porque hay muchos periodistas que estamos convencidos de que el periodismo en México es una profesión de alto riesgo, los vemos con los más de 61 periodistas ejecutados del 2000 al 2010. Pero estamos convencidos de que se tiene que hacer esto y tengo la fe de que yo no he hecho nada malo. Si hacer periodismo de investigación, si denunciar a los corruptos de este país que mantiene vivos a esos narcotraficantes, que los alimentan con su poder, con su dinero, si eso es estar mal, entonces, ¿qué es lo correcto? Yo sé que estoy haciendo lo correcto, y estoy confiada en que hacer lo correcto no debe conllevar resultados negativos”.

Vang.- ¿Crees que un día la ciudadanía se harte y se levante a exigir a los gobiernos un alto a la corrupción y a la violencia que se ha desatado?

Anabel.- “Mi esperanza está en ellos, porque definitivamente que estos señores del narco no van a cambiar, no van a salir a confesar sus pecados y se van a autoencerrar en la cárcel, pues es una utopía. Estos señores sienten, creen tontamente, que algo están ganando en este río revuelto, no se dan cuenta que ellos pierden en esta absurda guerra entre narcotraficantes, donde el Gobierno Federal es brazo armado de uno de esos grupos. No se dan cuenta de que con esta guerra nadie gana, ni siquiera ellos, porque como quiera que sea aquí viven ellos, aquí tienen su nefasto negocio, sus familias, sus vidas. No se dan cuenta que al hundir el barco, se hunden ellos también.

“Sólo le queda a la ciudadanía realizar acciones responsables, por supuesto nunca recomendaría a la gente, salgan y enfréntese a los narcotraficantes, sino ir empezando por una cultura de la legalidad.

“Creo que lo que le falta a la sociedad mexicana es empoderarse, en el buen sentido de la palabra, y darse cuenta que el destino de todas esas personas que están destruyendo a este país, realmente está en nuestras manos, porque ellos (los narcos) siguen siendo menos que nosotros. Nos hace falta sobrepasar el miedo.

“Ojalá que tengamos cada vez más reclamos pacíficos de gente que diga ¡ya basta a esta corrupción!”.

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