Policías y soldados mexicanos son entrenados por Colombia para lucha antidrogas


Ante las resientes filtraciones sobre la petición explícita del gobierno federal a Estados Unidos para frenar la violencia en Ciudad Juárez, se suma una nota difundida ayer por el diario The Washington Post donde se afirma que un importante número de policías mexicanos son entrenados en Colombia.

De acuerdo con la información publicada, el diario afirma que con una gran experiencia en la lucha contra los carteles de la cocaína y las guerrillas marxistas, Colombia entrena a miles de policías, soldados y funcionarios judiciales mexicanos para ayudar a contener a las pandillas de la droga que han convertido partes de México en verdaderas zonas de combate.

La mayor parte del entrenamiento ha sido en México, dijeron funcionarios colombianos y estadunidenses. Pero en una señal de lo seria que se ha convertido la amenaza de los carteles de la droga, un número creciente de soldados y policías mexicanos viaja a Colombia para entrenarse con comandos policiales probados en el campo de batalla.

"México tiene lo que nosotros teníamos hace años, carteles muy poderosos", afirmó en una reciente entrevista el presidente colombiano Juan Manuel Santos. "Lo que podemos dar es la experiencia que hemos tenido en desmantelar esos carteles, entrenar a oficiales de inteligencia, entrenar a la policía judicial", refirió el Post.

El nuevo papel de Colombia le da a la administración Obama, que paga por parte del entrenamiento y tiene una estrecha alianza con Bogotá, una forma políticamente viable de mejorar las fuerzas mexicanas de seguridad sin una presencia sustancial de las fuerzas armadas o la policía estadounidense en México. Colocar allí las fuerzas de Estados Unidos podría ser políticamente contencioso en México, incluso cuando Washington envía cientos de millones de dólares para ayudar a aplastar a los poderosos carteles de la droga.

"Las fuerzas armadas estadounidenses podrían hacer indirectamente mucho más a través de los colombianos que lo que políticamente podrían hacer ellos de forma directa", citó el diario a Roderic Ai Camp, un experto en las fuerzas armadas de México en el College Claremont McKenna en California.

"Debido a la pérdida de la mitad del territorio nacional de México con los Estados Unidos en el Siglo XIX, y la vacilante cooperación con sus contrapartes estadounidenses, los colombianos son unos representantes lógicos''.

El cambio de Colombia refleja su deseo de mostrar una capacidad para ayudar a resolver problemas regionales en vez de ser vista como una simple receptora de la ayuda estadunidense, que totaliza 9 mil millones de dólares, la mayor parte en equipo militar, a partir de la administración Clinton.

Colombia es aún el productor número uno de cocaína, mucha de la cual pasa a través de México en ruta hacia los consumidores estadounidenses. Las bandas colombianas de la droga aún batallan por las rutas de la cocaína, mientras que las guerrillas ocupan a las fuerzas de seguridad en un conflicto que está en su 47 año.

Pero las cosas estaban mucho peor hace una generación, cuando la ciudad de Medellín tenía la mayor tasa de homicidios en todo el mundo.

Cuando aquello, el notoriamente violento cartel de la cocaína de Pablo Escobar en esa ciudad norteña colocaba bombas en centros comerciales, mataba a importantes políticos e incluso voló un avión de pasajeros, antes de su muerte a manos de la policía en 1993. Hace una década, otra fuerza pareció ser una amenaza aún mayor: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), un grupo rebelde que controló grandes extensiones de territorio y derrotaba regularmente a las fuerzas militares.

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