Por “El Torito” llegan al Teo


“No le caía el veinte” de su captura y ha estado “hablando”, Ha señalado a elementos policíacos que lo servían.

Eduardo Teodoro García Simental (quien dijo llamarse Diego), no lo podía creer. “No le caía el veinte de que había sido detenido. ¡Imagina a una persona que durante los últimos años ha tenido poder absoluto; que se preciaba de controlar a policías de todos los niveles y que siempre había logrado evitar la detención!… Era difícil para él, entender que finalmente había caído”, comentó una fuente consultada.

Y es que el tristemente célebre Tres Letras estaba dormido cuando llegaron las Fuerzas Federales y en un “quirúrgico” asalto, lo aprehendieron y prácticamente sin darle descanso lo trasladaron al Distrito Federal y de inmediato lo presentaron ante los medios, cuando ya en Tijuana se había confirmado oficialmente su aprehensión a través de una lacónica respuesta de la vocero de la DEA, Amy L. Roderick.

Antes, en otras ocasiones cuando se rumoró su aprehensión, tuvo la suerte de ser auxiliado por algunas personas e inclusive elementos policíacos para poder huir y cuando no fue así, fue a través de la entrega de grandes cantidades de dinero. El Teo pudo evitar una detención en Ensenada, cuando protegido por elementos federales de la Sección Caminos, fue sacado de un “Resort” donde finalmente cayó el que ahora es conocido como “El Pozolero”, Santiago Meza López. Más recientemente, a fines del año pasado en Rosarito, se afirma que se le capturó en un operativo de elementos federales, al parecer de la SIEDO, pero que “negoció” su liberación y mediante el pago de una fuerte cantidad de dinero, se le dejó ir.

Por eso ahora, no lo podía creer. Ni policías amigos ni casi cinco millones de dólares le ayudaron para evadir su aprehensión. Los primeros informes recibidos a través de vecinos de la exclusiva zona residencial, hacían notar que el jefe de sicarios de la facción que enfrenta al “Ingeniero” Fernando Sánchez Arellano, estaba en una fiesta cuando fue sorprendido por los elementos federales.

Sin embargo fuentes aclararon que esto no fue así, sino que los elementos que lograron la aprehensión del más buscado de los sicarios, esperaron a una hora en la que presumieron que pudiera estar dormido, para poder lograr esa detención, sin que se desatara una balacera, ni se dieran “bajas”.

Y El Teo, cayó en el más profundo de los sueños, creyéndose seguro y protegido, en una residencia, que era ocupada por él y de la que muy pocos conocían de su existencia, ya que era por su propia seguridad y por lo mismo en ésta se mantenía con un muy bajo perfil, para evitar ser detectado.

¿Pero cómo fue que se le descubrió? La reciente detención del ex policía municipal y sicario en activo Luís Gilberto Sánchez Guerrero, alias “El Gil”, por parte de elementos de la Policía Estatal Preventiva (PEP) de Baja California, fue pieza fundamental para dar con el paradero del Tres Letras.

Como se dio a conocer en su momento, El Gil fue otro de los detenidos que se mostró muy “colaborador” con las autoridades, ya que empezó a dar nombres, direcciones y datos que resultaron valiosos y que acercaban a la ansiada captura del Teo.

Y no obstante que se refirió que no había proporcionado información en torno al Tres Letras, por no tener contacto directo con él, la realidad es que sí lo había hecho y refirió “santo y seña” sobre un individuo identificado como “El Torito”, el cual sería un “hombre muy cercano” de Eduardo Teodoro. De hecho su cercanía se desprende de su relación sanguínea con el criminal, ya que se dice que “El Torito” no es otro que el “Chiquilín”, Manuel García Simental, su hermano, el cual empezó a crecer en fuerza al dirigir a varias células que obedecían al Teo.

De esta forma, elementos de la III Sección de Inteligencia y Reacción Inmediata de las Fuerzas Especiales, diseñaron un plan para alcanzar su meta, que era la de detener al peligroso sicario, responsable de una de las más cruentas guerras criminales que se han registrado en la historia de la ciudad.

Sin que El Torito o El Chiquilín se diera cuenta, fue seguido día y noche, con la seguridad de que en cualquier momento llevaría hasta la presencia del buscado sicario que soñó con “destronar” a su acérrimo enemigo, Fernando Sánchez Arellano de la titularidad del cártel. Y así fue ya que en un momento dado se trasladó hacia un domicilio ubicado en la calle Pez Vela No. 170 de la zona residencial Fidepaz, en La Paz BCS, donde se entrevistó con El Teo.

Afirman que no se dio cuenta que involuntariamente llevó a las Fuerzas Federales ante el sanguinario asesino. Y se fortalece la posibilidad de que El Chiquilín sea efectivamente “El Torito”, ya que las primeras informaciones que surgieron, fueron en el sentido de que éste también había sido detenido, lo cual aparentemente no ocurrió así.

Durante algunos días, los elementos federales vigilaron la residencia para determinar cuánta gente se reunía en ese sitio. Pronto se dieron cuenta de que era una “casa de seguridad” muy privada en la que tan sólo estaba El Teo, con muy poca vigilancia, precisamente por el “bajo perfil” que pretendía mantener.

Decidieron el “asalto” en una hora en la que el sicario pudiera estar descuidado y esto sería a la hora del descanso y por lo mismo a las cinco de la madrugada de ayer martes, se dio la orden de poner en marcha el operativo, en el que los agentes federales se apoyaron con helicópteros y otras unidades especiales a fin de evitar la escapatoria del capo.

Elementos que encabezaron el operativo pusieron un explosivo en la puerta principal de la residencia y luego ingresaron abruptamente por una segunda puerta, a la casa en la que estaba el asombrado sicario, muy seguramente pensando ¿qué fue lo que había fallado? Rápidamente fue sometido, no se dio resistencia por parte del delincuente y junto con él fue detenido Diego Raymundo Guerrero Gómez, el cual fue identificado como un “residente de Ensenada” y “brazo financiero” enlace entre los cárteles de México y Colombia.

Tras su aprehensión, vecinos dijeron haber visto salir a algunas mujeres y un niño, pero de esto nada informaron las autoridades ni se pudo saber si se confirma o no y si se trataba de personas cercanas al delincuente.

LA DETENCION
Tras la captura del Teo, de inmediato se iniciaron las acciones para su identificación plena y para esto se “cruzó” información entre algunas autoridades, incluida la DEA estadounidense, que también estaba solicitando informes en torno a este delincuente. Después de su aprehensión, todo lo que ocurrió se convirtió en una “sucesión de hechos” que tal vez no comprendía el sicario, ya que algunas “fuentes” dijeron que parecía estar desconcertado por el hecho de que se le hubiese detenido.

Durante el traslado a la capital del país, no presentó ningún problema para sus captores e inclusive se afirma que se reflejaba en éste, un nerviosismo que posiblemente lo impulsaba a pedir frecuentemente agua, ya que decía tener “seca la garganta”.

Así continuó en tanto se hacían los preparativos necesarios para presentarlo ante los medíos de difusión capitalinos, los cuales, alertados por corresponsales en Tijuana ya estaban informados de su aprehensión, pese a que la Procuraduría General de la República (PGR) y otras autoridades en el centro del país, todavía se los negaban. Rechazaban tener informes sobre esa captura y cuando se les citó a los reporteros para la conferencia de prensa, tan sólo se les dijo que serían presentados “dos detenidos”.

El Teo, excesivamente pasado de peso, pretendió mantener una aparente calma y tan sólo hacía movimientos de manos o inclinaba la cabeza hacia atrás o hacia un lado, mientras escuchaba las declaraciones de los funcionarios que encabezaron su presentación y se veía envuelto entre centenares de “flashazos” de los fotógrafos que tomaban sus gráficas que luego le dieron la vuelta al mundo.

Posteriormente el sicario que pretendió ser el jefe del cártel de los Arellano Félix, fue y sigue siendo sometido a “muy intensos” interrogatorios, en los que no solamente ha proporcionado nombres de sus más cercanos colaboradores, sino que también se dice que de elementos policíacos que estuvieron a su servicio.

Uno de sus comentarios fue que no tenía trato directo con éstos, ya que todo se hacía a través de Raydel López Uriarte, alias El Muletas sin embargo parece que si han empezado a surgir nombres, que muy pronto darán mucho de qué hablar.

Sobre su nombre de Diego García Simental, como se identificó al ser interrogado, ese era precisamente con el que se le conocía cuando empezó a figurar dentro de las filas del cártel Arellano Félix, sin embargo en un momento dado y sin haber una explicación al respecto, empezó a ser conocido como Eduardo Teodoro o por sus apodos de “El Tres Letras” y “El Teo”.

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