Cambia la AK-47 por la Biblia Miguel Arellano Félix
Miguel Arellano Félix, hijo de uno de los fundadores del Cártel de Tijuana, abandonó esta banda delicitiva, una de las más violentas de México, tras abrazar el perdón y la fe en Jesús para convertirse en pastor cristiano. Cambió la AK-47 por la Biblia.
El Cártel de Tijuana ha sido descrito como uno de los cárteles más grandes y violentos que operan en México, y es también conocido como el Cártel Arellano Félix (CAF). Es una organización criminal mexicana dedicada al tráfico ilegal de drogas.
Establecido en Tijuana, Baja California, sus operaciones se centran en la parte noroeste de México. Sin embargo, compite en la demanda y movimiento de droga con los otros grandes cárteles en México, principalmente el Cártel de Sinaloa, que controla la parte poniente del país; el Cártel de Juárez, que controla la parte centro del país y el Cártel del Golfo, cuyo control se ubica en la parte este del país.
TESTIMONIO DEL PODER DE JESÚS
En unas recientes conferencias de la Alianza Ministerial Evangélica se presentó Miguel Arellano, y relató su historia de conversión como testimonio del poder de Dios para perdonar y transformar las vidas.
“Soy hijo de Ramón Arellano, y pertenecí 10 años al Cártel de los Arellano Félix. Era uno de los pilotos de aviones del cártel; y durante cuatro años fui jefe del Cártel Arellano Félix. Recorrí todo el país traficando con drogas”, explicó luego en una entrevista posterior a su intervención en una de las conferencias que dio en esta Ciudad el 31 de julio y el 1 y 2 de agosto. Además afirma haber sido acusado de la muerte de 12 federales, registradas en 1998 en Tijuana, y de varios secuestros.
Su carrera terminó en la prisión. “Estuve prisionero en Puente Grande, Jalisco, condenado a 25 años de cárcel. Pero sólo estuve un año, porque tuve un proceso que me dejó libre”, relata. “Yo creo y estoy seguro que Jesucristo me sacó de ahí (de la cárcel)”, dice. Fue entonces cuando, como explica, cambió la AK-47 por el Jesús de la Biblia.
También afirma que sufrió una terrible persecución luego de abandonar la banda criminal que era el cártel de Tijuana. “Cuando salí del Cártel fui perseguido por los que se consideraban mis enemigos, y asesinaron a mi esposa y a mi niña, entregándomelas en pedazos un grupo de sicarios.
A pesar de estas experiencias trágicas se ha mantenido firme en su fe, ejerciendo como pastor evangélico: “ahora me dedico a predicar la palabra de Dios… el mensaje que traigo: que los jóvenes no caigan en las drogas, el narcotráfico es un monstruo que abraza familias completas y destruye la vida de los jóvenes”.
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