El tristemente célebre “capo” del crimen organizado conocido como Gino Beltrán, de unos 45 años, supuesto exagente de la desaparecida PJE sonorense, perteneciente al grupo delictivo encabezado por Francisco Hernández García (a) “El Dos Mil”, fue ejecutado junto con su pistolero, el agente de la Policía Preventiva y Tránsito Municipal, Manuel Valentín Tapia Noriega (37) y el albañil Reyes Armando Arreola Bustamante (31), a quiénes igual número de sujetos acribillaron con ráfagas de metralleta “cuerno de chivo”, recogiéndose alrededor de sesenta cascajos percutidos, se logró saber en el lugar de los hechos.
Lo anterior se suscitó alrededor de las cuatro de la tarde del pasado jueves en el taller mecánico en construcción de las calles Seis de Abril número 325, entre De la Reforma y Francisco Monteverde, colonia Ley 57, donde tras llegar los sicarios de grupos rivales, sorprendieron a Gino Beltrán y al agente municipal, de quien se logró saber se la llevaba constantemente incapacitado por cuestiones médicas, además de enfrentar recientemente una suspensión administrativa, sentados sobre cubetas de plástico, pegados a la barda del lado sur y poniente de la finca.
Inmediatamente después abrieron fuego contra Beltrán, por lo que el policía municipal echó mano de la escuadra que llevaba para la defensa de su “patrón”, solo para recibir una “lluvia” de plomo, cuyos proyectiles le destrozaron la mano y antebrazo derecho, además de que en ambos casos varias de las balas dejaron gran cantidad de agujeros en ambas paredes.
Al ver dicha agresión el albañil Reyes Armando, según se observó como quedó, corrió a esconderse, quizás atrás de una carretilla que estaba “parada” sobre la arena o quizás para buscar refugio en alguno de los dos cuartos construidos al lado norte del inmueble, solo para caer impactado en varias del cuerpo, mientras que la gorra camuflageada que portaba momentos antes quedó tirada a unos centímetros de la cabeza.
Asimismo, “boca abajo” y pegado a la pared del lado poniente, quedó e cadáver de quien supuestamente respondía al nombre de Gino Beltrán, presunto “responsable” de la “plaza” en la capital sonorense, de quien se dijo repartía varios miles o millones de pesos para el pago de “protección”, la cual era ordenada desde altas instancias gubernamentales, notándosele que vestía pantalón corto con bolsillos a los lados, así como camiseta y huaraches.
De la misma forma en el interior del inmueble estaba un automóvil sedán, negro, apreciándosele un signo de pesos en el lado derecho del vidrio trasero y una camioneta dorada.
Igualmente se logró saber que los tres “sicarios” al servicio del narcotráfico arribaron en un vehículo “sedan”, café, de modelo antiguo, de donde tras bajar los pistoleros a sueldo, se metieron al local para enseguida abrir fuego contra las tres personas, señalándose que al parecer llevaban la encomienda de asesinar a Gino Beltrán, mientras que Manuel Valentín “trabajaba” como su “guardaespaldas”, así como de que Reyes Armando tuvo la mala fortuna de contratarse como albañil con estas personas, lo cual le costó la existencia, sin que hasta el momento se lograra detención alguna.
Por otro lado, se logró saber que Manuel Valentín Tapia Noriega, agente de la Policía Municipal hermosillense, tenía su domicilio en la avenida San Rafael número 410, colonia Jacinto López y el albañil Reyes Armando Arreola Bustamante, residía en la Cerrada de Pimas número 157, colonia Pueblitos, desconociéndose el domicilio que tuviera Gino Beltrán.
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