Los fumaderos de opio de 1906, las gestas de "El Señor de los cielos" y la violencia de Ciudad Juárez forman parte de la historia de una de las organizaciones más letales de México, el cártel de Juárez, recopilada ahora en un libro presentado hoy.
"Son las historias escondidas de la frontera", relató a la prensa su escritor, el mexicano Francisco Cruz, reportero que ha dedicado cuatro años a escribir la cronología de uno de los poderes del narcotráfico mexicano en el norte.
El cártel de Juárez, con base en el estado de Chihuahua y muy activo en la fronteriza Ciudad Juárez, vecina de El Paso (EE.UU.), vive hoy "muy fortalecido" por la doble confrontación entre el Gobierno mexicano y el crimen organizado y entre los capos, dijo Cruz.
El tráfico de droga en el estado norteño conforma, junto a los feminicidios (asesinatos de mujeres), el círculo vicioso que encierra a Ciudad Juárez y condena a esta localidad a la pobreza y la conflictividad, según el autor.
La llegada de chinos en 1906 al norte de México desde Estados Unidos tras el terremoto de San Francisco llevó los fumaderos de opio a Ciudad Juárez y marcó la génesis del negocio de la droga que daría origen al cartel.
El imperio de los narcóticos sería conquistado después por "La Doña", Ignacia Jasso, a la que seguirían, entre otros, Rafael Muñoz Talavera que sufrió la incautación de 21,4 toneladas de cocaína, y la cúpula actual, el clan de los Carrillo Fuentes.
El más destacado sería Amado Carrillo Fuentes quien en los 90 se ganara el apodo de "El Señor de los cielos", porque introducía la droga en EE.UU. con una flota de aviones.
El narcotraficante murió en 1997, presuntamente por complicaciones en una operación de cirugía estética, pero su hermano Vicente continúa hoy al frente del negocio familiar.
La ola de violencia que vive México actualmente 1.645 muertos este año según reportes periodísticos, la mayoría en el norte se ha ensañado con Ciudad Juárez, donde el ocio se ha resentido como consecuencia de las amenazas de sangre en los 'narcomensajes' que los criminales dejan junto a sus víctimas.
"La gente tiene que vivir todos los días y no lo puede hacer con paranoia", apuntó Cruz sobre la cotidianeidad de una ciudad pobre, conquistada por las maquiladoras (ensambladoras) y que alberga a muchos deseosos de cruzar a EE.UU. para despistar a la miseria.
El arraigo del 'narco' en la sociedad y la corrupción de la policía han de entenderse por las precarias condiciones de vida y los bajos sueldos, argumentó Cruz.
El dilema para muchos está "entre morirse de hambre, como en poblaciones de Chiapas (sureste de México) condenadas a languidecer, y coger lo que ofrece el 'narco'", recalcó el autor, consciente del simbólico disfraz de "Robin Hood" de algunos narcotraficantes en zonas pobres.
"No creo que la sociedad mexicana quiera seguir viviendo de la 'tranza' (trampa, corrupción)", reflexionó el escritor sobre la forma en la que la sociedad confronta con el narcotráfico y el plan de choque del Ejecutivo, que ha desplegado al Ejército por el país.
Desde diciembre de 2006, militares y Policía Federal han realizado operativos en distintos estados para frenar el avance de los carteles y depurar las policías locales.
Esta estrategia solo aporta "soluciones para un ratito", en opinión de Cruz, quien también reconoce como importante para la continuidad del narcotráfico el que los capos tengan "un buen cliente al otro lado de la frontera", en alusión a EE.UU.
"Son las historias escondidas de la frontera", relató a la prensa su escritor, el mexicano Francisco Cruz, reportero que ha dedicado cuatro años a escribir la cronología de uno de los poderes del narcotráfico mexicano en el norte.
El cártel de Juárez, con base en el estado de Chihuahua y muy activo en la fronteriza Ciudad Juárez, vecina de El Paso (EE.UU.), vive hoy "muy fortalecido" por la doble confrontación entre el Gobierno mexicano y el crimen organizado y entre los capos, dijo Cruz.
El tráfico de droga en el estado norteño conforma, junto a los feminicidios (asesinatos de mujeres), el círculo vicioso que encierra a Ciudad Juárez y condena a esta localidad a la pobreza y la conflictividad, según el autor.
La llegada de chinos en 1906 al norte de México desde Estados Unidos tras el terremoto de San Francisco llevó los fumaderos de opio a Ciudad Juárez y marcó la génesis del negocio de la droga que daría origen al cartel.
El imperio de los narcóticos sería conquistado después por "La Doña", Ignacia Jasso, a la que seguirían, entre otros, Rafael Muñoz Talavera que sufrió la incautación de 21,4 toneladas de cocaína, y la cúpula actual, el clan de los Carrillo Fuentes.
El más destacado sería Amado Carrillo Fuentes quien en los 90 se ganara el apodo de "El Señor de los cielos", porque introducía la droga en EE.UU. con una flota de aviones.
El narcotraficante murió en 1997, presuntamente por complicaciones en una operación de cirugía estética, pero su hermano Vicente continúa hoy al frente del negocio familiar.
La ola de violencia que vive México actualmente 1.645 muertos este año según reportes periodísticos, la mayoría en el norte se ha ensañado con Ciudad Juárez, donde el ocio se ha resentido como consecuencia de las amenazas de sangre en los 'narcomensajes' que los criminales dejan junto a sus víctimas.
"La gente tiene que vivir todos los días y no lo puede hacer con paranoia", apuntó Cruz sobre la cotidianeidad de una ciudad pobre, conquistada por las maquiladoras (ensambladoras) y que alberga a muchos deseosos de cruzar a EE.UU. para despistar a la miseria.
El arraigo del 'narco' en la sociedad y la corrupción de la policía han de entenderse por las precarias condiciones de vida y los bajos sueldos, argumentó Cruz.
El dilema para muchos está "entre morirse de hambre, como en poblaciones de Chiapas (sureste de México) condenadas a languidecer, y coger lo que ofrece el 'narco'", recalcó el autor, consciente del simbólico disfraz de "Robin Hood" de algunos narcotraficantes en zonas pobres.
"No creo que la sociedad mexicana quiera seguir viviendo de la 'tranza' (trampa, corrupción)", reflexionó el escritor sobre la forma en la que la sociedad confronta con el narcotráfico y el plan de choque del Ejecutivo, que ha desplegado al Ejército por el país.
Desde diciembre de 2006, militares y Policía Federal han realizado operativos en distintos estados para frenar el avance de los carteles y depurar las policías locales.
Esta estrategia solo aporta "soluciones para un ratito", en opinión de Cruz, quien también reconoce como importante para la continuidad del narcotráfico el que los capos tengan "un buen cliente al otro lado de la frontera", en alusión a EE.UU.
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