Un operador del cártel de Juárez vulneró el sistema de vigilancia la PGR mantuvo en secreto la fuga


Un lugarteniente del cártel de Juárez logró vulnerar las medidas de seguridad del Centro Nacional de Arraigos de la Procuraduría General de la República (PGR) y escapó de las instalaciones vigiladas por decenas de agentes federales.

Por algunos minutos, El Tigre estuvo libre; pero fue recapturado por agentes federales en un inmueble contiguo al centro de arraigos.

Autoridades de la PGR confirmaron que el incidente —hasta ahora mantenido en secreto— ocurrió la madrugada del sábado 7 de junio, cuando de manera sospechosa Pedro Sánchez Arras, alias El Tigre, logró salir de la habitación en la que estaba confinado y saltó a un taller mecánico aledaño a las instalaciones.

Sánchez Arras fue detenido el 13 de mayo pasado en Hidalgo del Parral, Chihuahua, después de participar en una balacera contra efectivos del Ejército mexicano.

Este sujeto —considerado de alta peligrosidad y quien era el jefe de la plaza en Chihuahua para la organización de los Carrillo Fuentes—, al que se le atribuyen secuestros y ejecuciones en la entidad, está bajo arraigo por orden de un juez federal desde el 20 de mayo pasado; 18 días después intentó fugarse.

Una evidencia de su poder corruptor es que después de ser detenido logró que el agente del Ministerio Público de la Federación Ramón Enrique Romero Saucedo manipulara la investigación y le concediera la libertad, pero fue detectado por sus superiores los que pidieron la renuncia del funcionario, que fue ejecutado la semana pasada en Chihuahua.

Se presume que Sánchez Arras ordenó este crimen, además de que se le investiga por haber integrado una red de policías y ex policías, conocida como La Línea, que trabajaban bajo sus órdenes para controlar la plaza.

Aunque la fuga de El Tigre se frustró, el incidente pone en entredicho, una vez más, las medidas de seguridad en edificios clave de la PGR, luego de que el 18 de abril pasado —como informó este diario— un detenido acusado de secuestro apareció ahorcado en los separos de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO).

Sin embargo, la PGR, que también había mantenido en secreto la muerte de ese detenido, después de aceptar que Asael Alejandre Roldán se quitó la vida en una zona de máxima seguridad, diseñada para albergar a delincuentes de alta peligrosidad, no ha dado a conocer cuáles fueron las fallas de seguridad o si sancionó a alguna autoridad.

En el caso de intento de fuga en el Centro Nacional de Arraigos, la Visitaduría General de la dependencia federal también inició una investigación para determinar si el presunto delincuente que intentó evadirse contó con ayuda del interior, ya que las habitaciones del que fuera el hotel Central Park están acondicionadas con rejas, para impedir fugas. Además tiene alrededor de 60 cámaras de circuito cerrado dentro y fuera de las instalaciones, incluidos los pasillos donde están confinados los arraigados.

El lugar es vigilado por alrededor de 50 policías federales y tiene una red que impide un posible aterrizaje de helicópteros, cuenta también con puertas blindadas por donde se permite el ingreso de vehículos, aunque sólo hasta que el acceso principal está cerrado se abre la siguiente, para impedir posibles intentos de rescate.

Las instalaciones de este centro pueden albergar hasta 150 personas acusadas de delitos relacionados con el crimen organizado.

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