Iban por Comandante de la AFI, cuando estuvo adscrito en Jalisco, recibió coronas fúnebres
A media mañana y en pleno bulevar Lázaro Cárdenas en Mexicali, dos agentes federales fueron acribillados aparentemente por error, los asesinos buscaban a su jefe.
Tanto comandante como policías, acababan de llegar a Mexicali y una de las líneas apunta a hechos relacionados en su anterior asignación, en Jalisco.
El crimen arroja otros datos: En Mexicali opera un grupo de sicarios perfectamente entrenados y que operan, aparte de la impunidad, con alto nivel de profesionalismo.
Sergio Haro Cordero
Vacío el restaurante de comida china, apenas había unas seis mesas ocupadas. A una de ellas —la segunda en la hilera— llegaron tres hombres cerca de las 10:30 de la mañana del sábado 26 de julio. Dos de ellos agentes federales.
Se sentaron lo más cerca posible a la comida-buffet y ahí estuvieron aproximadamente una hora.
Alrededor de las 11:30 salieron del lugar y abordaron una camioneta Tahoe negra, placas 928 VMF del Distrito Federal.
El Subcomandante de la Agencia Federal de Investigaciones, Gerardo Méndez Reyes, se colocó al volante; a su lado el agente Javier Gerardo Durán Treviño.
De repente tras una barda de bloques se asomó un tipo vestido de negro con pasamontañas. Soltó una ráfaga con su arma larga.
En el mismo instante, desde la parte trasera de la camioneta Tahoe, se acercó otro tirador —igual, de negro y con pasamontaña— y soltó otra ráfaga.
Los dos agentes murieron de manera instantánea.
El tercer acompañante que apenas se acomodaba en el asiento posterior quedó mal herido.
Los Agentes Federales tenían solo tres días de haber llegado a Mexicali.
Recién llegados, no manejaban su vehículo el día de su muerte, sino el del Comandante de la AFI, Carlos Alberto Cedano Filippini.
Realmente, informaron de manera extraoficial, el ataque iba dirigido hacia Cedano. Los sicarios querían matar al Comandante de la AFI, quien se salvó al prestar su carro.
Las hipótesis del doble crimen
Como en otros casos similares, la información oficial por parte de la PGR ha sido nula. Ni una línea de investigación ha sido proporcionada oficialmente. Ni siquiera un comunicado, sólo una exigua declaración del Delegado Martín Rubio Millán.
Ante el silencio oficial, surgen las hipótesis sobre el doble asesinato:
1.- La agresión iba dirigida hacia el Comandante Carlos Alberto Cedano Filippini.
Considerando que era su vehículo, y el atentado como una represalia por acciones emprendidas en su antiguo punto de desempeño, Jalisco.
Incluso se menciona que Cedano proviene de una familia de policías, con no muy buenas referencias.
Informantes comentaron que la salida de Cedano Filippini de Jalisco se debió a que le enviaron a las instalaciones de la AFI, unas coronas fúnebres, la abierta amenaza del crimen organizado. Que solicitó ser concentrado en otro estado y por ello fue remitido a Baja California.
2.- Cedano Filipino ya había estado destacado en Mexicali, cinco años atrás. El atentado podría ser la venganza por una añeja rencilla en Baja California, o el cobro de un asunto pendiente.
3.- La consecuencia de un acto en la madrugada de ese sábado 26 de julio, cuando a las dos de la mañana, en un lote-estacionamiento en la calle Clockroad en Caléxico, fue localizado un vehículo de carga rentado a la agencia Budget. Encontraron 7 mil 160 libras de mariguana —casi 4 toneladas— y detuvieron a tres mexicalenses. El caso lo tiene la DEA de Valle Imperial.
Más datos
De acuerdo a versiones extraoficiales, Cedano Filippini y su equipo más cercano —entre ellos Méndez Reyes— tuvieron varios problemas durante su adscripción en Jalisco, que incluyeron amenazas telefónicas y hasta envíos de coronas fúnebres.
Los Cedano Filippini son tres Comandantes de la PGR originarios de Nayarit y han sido rotados en varios estados de la República.
Una versión anota que originalmente a Carlos Alberto lo iban a enviar a Tijuana pero prefirió Mexicali por considerarlo relativamente más tranquilo, además de que ya había estado antes en esa plaza.
No me vuelva a llamar
Una de las líneas de investigación sobre la ejecución de los dos agentes federales, tiene que ver con posibles repercusiones contra el equipo de Cedano Filippini, por acciones realizadas en Jalisco, pues desde ese estado fue trasladado a Baja California.
Datos revelados en la indagatoria, apuntan como línea de investigación la posible participación de sicarios del grupo de Ignacio “Nacho” Coronel que según versiones no oficiales de las autoridades ya han incursionado en Mexicali aprovechando las pugnas internas del cártel de Sinaloa que dominaba criminalmente en la capital del Estado.
“Estoy muy lesionada por este acto, lo único que me queda es resignarme a lo que pasó, mi esposo era de una conducta intachable, trabajador. Lo único que le pido es que no me vuelva a llamar a este número”, dijo vía celular Maria Camila Diego Rivas, la viuda del agente Gerardo Durán Treviño.
En Mexicali acababan de rentar una casa en el exclusivo fraccionamiento Villa del Cedro —muy cerca de la PGR— en Cárpatos núm. 3840 donde hasta el miércoles al mediodía aún aparecía un lujoso pickup Ford Lobo 250 con placas de Campeche.
Durán Treviño, de 36 años, era originario de Boca del Río, Veracruz y había estudiado técnico en metalúrgica; sus restos fueron trasladados a Ramos Arizpe, Coahuila, adonde llegaron la tarde del martes 29.
Era Tercer Comandante de la PGR adscrito a la Agencia Federal de Investigaciones.
El otro agente asesinado, Gerardo Antonio Méndez Reyes, tenía 35 años, era del sureste mexicano y sus familiares viven en Boca del Río, Veracruz. Había estudiado 6 semestres de ingeniería electrónica y también estaba adscrito a la AFI. Incluso también venía de estar destacado en Jalisco, al igual que Cedano Filipini.
El tercer ocupante de la camioneta Tahoe era Martín de la Rosa Soriano —no es agente—, quien quedó herido y fue trasladado en primera instancia al hospital privado Al Máter y después al Hospital General, donde quedó fuertemente resguardado.
Calor y balas
El restaurante China Bufet se ubica en la delegación González Ortega, a un costado del transitado Boulevard Lázaro Cárdenas —entre las calles Cuarta y Quinta— a unas cuantas cuadras de la Delegación de la PGR.
Por la temprana hora, el restaurante no estaba lleno.
De hecho, cuando se suscitó la balacera apenas había cinco, seis mesas ocupadas.
De cualquier manera, las balas llegaron hasta el interior, despedazaron los vidrios de las ventanas y causaron el pánico entre los escasos comensales. De hecho una joven mujer embarazada tuvo que ser trasladada al hospital por una crisis nerviosa.
Testigos que cruzaban el boulevard alcanzaron a ver a tres hombres altos, fornidos, vestidos de negro que huyeron a bordo de un Nissan gris con negro, el cual abandonaron en una de las calles del fraccionamiento ubicado a espaldas del restaurant.
De acuerdo a la Subprocuradora de Zona en Mexicali, Cecilia Maciel, la Procuraduría Estatal sólo se involucró en los primeros trabajos que tuvieron que ver con periciales inmediatamente después al doble crimen. Después, la PGR atrajo toda la investigación.
Según al reporte del Servicio Médico Forense, Méndez Reyes recibió al menos 8 disparos, en el tórax, espalda y en el cráneo, aunque le quedaron múltiples heridas por esquirlas.
Por su parte, el agente Durán Treviño recibió 5 balazos en el tórax y en el cuello, con herida de entrada en la espalda y —reclinado hacia enfrente— le salieron por el cuello abriéndole una gran zanja. Igual quedó con múltiples heridas por esquirlas.
Hasta el cierre de esta edición no había ninguna información sobre personas detenidas relacionadas con el doble crimen de los dos agentes federales.
Trascendió que el Comandante Cedano Filippini fue requerido en las oficinas centrales de la PGR en la Ciudad de México.
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