Sam J. Jones estaba parado afuera del hotel Camino Real, mientras en uno de sus salones, un equipo de Fox News Channel realizaba una serie de entrevistas con funcionarios del gobierno del estado.
Vestido de jeans, lentes oscuros y saco, el hombre que a los 16 años se unió al cuerpo de marines y jugó en un equipo de futbol americano colegial en los años 60, durante su época de estudiante en Washington, permanecía de pie con su metro 90 de estatura a la espera de un taxi, cuando se topó de frente con un directivo de la Secretaría de Seguridad Pública de Baja California.
Una ligera confusión hizo que ese hombre, de pelo canoso y trato cordial, se presentara como presidente de Inner Cordon Group, empresa de protección profesional y entrenamiento en seguridad, en la que participan como socios oficiales retirados del Ejército estadounidense reconocidos por su labor en Irak y Afganistán.
Preocupado por las inseguridad
La circunstancia de este país le preocupaba, comenta. Por esos días de mayo pasado, pistoleros ejecutaron a Édgar Millán Gómez, coordinador de seguridad regional de la Policía Federal.
Días antes habían abatido también a dos altos jefes policiacos, uno de ellos, Roberto Velasco Bravo, director de Investigaciones contra el Crimen Organizado de la Secretaría de Seguridad Pública SSP federal.
En una semana, sumaban 12 agentes asesinados, nueve de ellos caídos en una emboscada en calles de Culiacán, Sinaloa.
Para Sam Jones, el crimen de Millán Gómez pudo evitarse. Con experiencia de más de tres décadas en prevenir ataques y entrenar gente para ello, consideraba que hubo serias deficiencias en la protección del funcionario. Le parecía importante proteger a los jefes policiacos con responsabilidades clave, ya que era delicado lo que ocurría.
Para eso viajó a Tijuana. Buscaba que Inner Cordon Group contactara a las autoridades responsables de la seguridad estatal. Ofrecía entrenamiento, no la de una empresa de seguridad común, como hay muchas en Estados Unidos, sino con base en sus conocimientos en el terreno internacional y manejo de operaciones de seguridad más allá de las fronteras.
La experiencia de la empresa en “zonas de guerra” podría ser garantía en la volátil circunstancia de inseguridad que se vive en la frontera de Baja California.
Del cine a la realidad
Más el nombre de Sam Jones remitía también a otra historia. Su manera de actuar guardaba algunos trazos que recordaban al personaje que lo hizo famoso en los años 80, cuando encarnó en el cine al súper héroe de comic Flash Gordon, película más conocida por la banda sonora interpretada por el grupo de rock británico Queen, que por la trama donde buscaba salvar al mundo.
Su presencia podría parecer el inicio de una operación de rescate, pero no. Jones sólo buscaba presentarse, que lo conocieran y, de interesarles, presentar un proyecto.
—¿Por qué esperar una iniciativa multinacional?, se inquirió.
—Inner Cordon Group es una empresa con sede en San Diego. Participan expertos en operaciones contra terrorismo, como el coronel retirado David Hunt, oficial que sirvió al ejército de Estados Unidos, quien ha entrenado a especialistas del FBI y elementos de las fuerzas especiales en tácticas de contraterrorismo, además de haber asesorado a comités de seguridad en seis Juegos Olímpicos.
Junto a él trabaja Jake L. Ashton, un sargento primero de la Armada del país vecino, especialista en protección de personal, certificado por el Departamento de Defensa, donde trabajó en el cuerpo de seguridad del secretario y en el del presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor.
El tercero es Christopher Peoples, especialista en operaciones especiales de contraterrorismo que laboró durante más de dos décadas en el Departamento de Estado.
Peoples se encargó de entrenar en operaciones especiales de seguridad y custodia a la guardia que acompañó a Paul Bremer, primer embajador estadounidense en Irak tras la invasión.
Los tres son parte del equipo de Sam Jones. Con ellos ha trabajado varias décadas en servicios de protección a lo largo de México, ha dado asesoría y entrenamiento a personal de seguridad de gobiernos de otros países y a compañías privadas internacionales, como productoras de cine y televisión.
Para Sam Jones, ante los violentos días de mayo, era tiempo de actuar, y no había que esperar a que se aprobara —como se hizo semanas después—, “una iniciativa multinacional (Plan Mérida) que sea votada por la burocracia o los legisladores”.
“Hay que eliminar las promesas vacías, confusión, miedos, desorden y, unidos, todos con el mismo objetivo, ¡recuperar Baja California!”, destaca.
La prosperidad y el éxito regresarán sólo cuando la voluntad de los gobernantes se convierta en buenas acciones de gobierno y la autoridad se imponga sobre la inseguridad y la violencia”, dice.
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