Los cárteles de la delincuencia organizada trataron de negociar con la administración de Natividad González Parás y generar un pacto con el gobierno que les permitiera operar libremente en Nuevo León, reconoció el ex mandatario.
González Parás admitió que durante lo más cruento de la crisis de inseguridad que le tocó enfrentar, hubo llamados al diálogo por parte de los grupos criminales para llegar a un acuerdo.
El ex gobernador recuerda que si bien durante su administración hubo momentos críticos en la batalla contra el narco, no se comparan con la situación que se vive actualmente, donde una guerra entre grupos de la delincuencia organizada, afirma, mantiene a la población en constante angustia.
Sin embargo, reconoció, durante el sexenio de 2003 a 2009 hubo mensajes y telefonemas buscando crear un vínculo entre los líderes de los cárteles, el primer círculo del gabinete de seguridad y el mismo gobernador del estado para sostener al menos una reunión.
El motivo era evidente: generar un pacto entre autoridades estatales y grupos de delincuentes para permitir su operación en la entidad.
“Hubo intentos por establecer mecanismos de diálogo con el gobernador y los primeros niveles de gobierno que en su momento rechazamos”, reconoce.
El ex funcionario rechazó precisar cuál cártel buscó el acercamiento, pero admitió que las llamadas existieron y que la intención era sentarse con los primeros círculos de la administración, incluyéndole
Estos encuentros nunca se realizaron, asegura, aunque sí había el interés de los grupos criminales por generar este pacto.
“Nunca (ocurrió la reunión), y estoy seguro que no los ha habido tampoco en esta administración”.
Durante la pasada administración, especialmente en el año 2007, aparecieron cadáveres de hombres ejecutados a quienes se les dejaba recados clavados con picahielos.
En estos carteles se acusaba al gobierno del Estado y a funcionarios clave de apoyar deliberadamente al Cártel de Sinaloa.
No obstante, el ex gobernador rechaza la versión y precisar si fue este grupo criminal el que buscó el acercamiento.
“Nosotros nunca tuvimos ninguna vinculación o comunicación directa o indirecta con ellos”.
Según la versión del ex mandatario, esto habría provocado amenazas a distintos funcionarios de su gobierno, y eventualmente, el asesinato de figuras clave como el ex director de la Agencia Estatal de Investigaciones, Marcelo Garza y Garza, integrantes del Poder Judicial y elementos policiacos.
“Hubo más bien amenazas por no colaborar con ellos, en su momento las tuvimos y no solamente hubo amenazas, hubo acciones del crimen organizado que nos costaron la vida de gente muy valiosa”, enfatizó.
Para explicar esto, señala al entonces recién llegado gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, que en 2006 estaba más ocupado con la crisis política por las acusaciones de fraude electoral y los ataques contra oleoductos de Pemex, que en combatir el narcotráfico.
“El problema se suscita a partir justamente a partir de la elección de 2006, donde por alguna razón y porque había otros temas en el escenario político nacional que angustiaban a la Presidencia de la República, como era la elección presidencial y algunos atentados que se daban en redes de Petróleos Mexicanos en otras partes del país, hubo una cierta desatención de enfrentar al crimen organizado, y en ese año, en 2006, creció muchísimo su presencia en distintas partes del país”, apunta.
En ese sentido, el ex gobernador reconoció la contaminación que durante su gobierno se dio de las corporaciones policiacas a nivel tanto estatal como municipal y federal, aunque aseguró que se hicieron esfuerzos para frenar esta problemática.
“Es evidente que en muchos niveles de las redes del narcotráfico alcanzan a las estructuras de las administración pública, particularmente los ámbitos de seguridad de los municipios y de los estados, y desde luego la Federación”, reconoce.
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