Recibe llamada fatal


Cuan­do pre­sen­cia­ba el fes­ti­val de la pri­ma­ve­ra en la es­cue­la de uno de sus hi­jos, un hom­bre de 28 años de edad re­ci­bió una lla­ma­da te­le­fó­ni­ca que lo hi­zo sa­lir del plan­tel, pe­ro mi­nu­tos des­pués fue ase­si­na­do de dos ba­la­zos, uno en la es­pal­da y otro en la ca­be­za, jus­to fren­te al mer­ca­do de la Co­lo­nia Jar­dín Bal­bue­na, pe­rí­me­tro de la De­le­ga­ción Ve­nus­tia­no Ca­rran­za.

Es­tos san­grien­tos he­chos que pa­ra las au­to­ri­da­des se tra­tó de la con­su­ma­ción de una san­grien­ta ven­gan­za, se re­gis­tra­ron ayer al­re­de­dor de las 10:00 ho­ras, lo cual pro­vo­có el pá­ni­co en de­ce­nas de tes­ti­gos que se en­con­tra­ban a esa ho­ra so­bre la ca­lle Re­tor­no 28 y Ge­na­ro Gar­cía.

Los pri­me­ros re­por­tes de las au­to­ri­da­des se­ña­lan que el aho­ra oc­ci­so fue iden­ti­fi­ca­do des­pués de los he­chos co­mo Os­val­do Ve­láz­quez Tre­jo, de 28 años de edad, quien co­mo ya se di­jo, es­ta­ba en el in­te­rior de la es­cue­la cer­ca­na, pe­ro re­ci­bió una mis­te­rio­sa lla­ma­da a su ce­lu­lar, por lo que sa­lió del plan­tel sin ima­gi­nar que iba a ser agre­di­do por los des­co­no­ci­dos que ya lo es­pe­ra­ban.

La pri­me­ra ver­sión que re­ca­ba­ron los ele­men­tos del Sec­tor Bal­bue­na de la SSP-DF, es que al dar­se cuen­ta que los su­je­tos iban ar­ma­dos y se pre­pa­ra­ban pa­ra dis­pa­rar­le, Os­val­do co­rrió y tra­tó de re­fu­giar­se en el mer­ca­do, pe­ro no lo con­si­guió, pues re­ci­bió un ba­la­zo en la es­pal­da que lo hi­zo caer he­ri­do de gra­ve­dad, y lue­go uno de los agre­so­res se acer­có y le dio otro en la ca­be­za.

Así, el cuer­po de la de­sa­for­tu­na­da víc­ti­ma que­dó ti­ra­do en la vía pú­bli­ca, ya que las le­sio­nes que re­ci­bió le pro­vo­ca­ron una muer­te ins­tan­tá­nea, en tan­to los ho­mi­ci­das se da­ban a la fu­ga sin que na­die se­pa su pa­ra­de­ro por el mo­men­to.

Res­pec­to al mó­vil de ese cri­men, las au­to­ri­da­des creen que pu­die­ra tra­tar­se de un ajus­te de cuen­tas, da­do que la agre­sión fue di­rec­ta, ya que quien le lla­mó an­tes a su te­lé­fo­no ce­lu­lar se­gu­ra­men­te lo hi­zo con to­da la in­ten­ción que sa­lie­ra de la es­cue­la de su hi­jo, don­de ya lo es­pe­ra­ba el ho­mi­ci­da.

Alum­nos, maes­tros y pa­dres de fa­mi­lia que es­ta­ban en la es­cue­la se asus­ta­ron cuan­do es­cu­cha­ron las de­to­na­cio­nes, y más cuan­do vie­ron que en el sue­lo es­ta­ba en cuer­po del fa­lle­ci­do, pa­dre de uno de los es­tu­dian­tes.

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