“Los voy a matar de uno en uno. Pinches narcos, malditos narcos”


Eran los gritos desesperados de los familiares. Afuera del Colegio de Bachilleros tres estudiantes, de 17 a 18 años de edad, habían sido ejecutados al estilo de la mafia. La impotencia de una madre brotaba en lágrimas, en un clamor encolerizado y en un reclamo a las autoridades.

"Pinche gobierno corrupto, en lugar de que estén cuidando las escuelas se están cuidando ustedes mismos", gritaba desconsolada una señora a los policías encapuchados que resguardaban la escena del crimen.

Los tres estudiantes del Cobach, que minutos antes de las 4:00 de la tarde del miércoles de Reyes Magos salían del plantel a bordo de un Jeep Grand Cherokee, fueron ejecutados con disparos de fusiles de alto poder.

Alrededor del vehículo peritos de la Procuraduría de General de Justicia de Baja California (PGJE) contaron 39 casquillos calibre 7.62 x 39, de los suelen disparar las metralletas AK-47, conocidas como "cuerno de chivo".

Mientras los agentes de la PGJE recogían las evidencias del crimen y policías municipales montaban vigilancia en la zona acordonada, una madre se deshacía en llanto y otros familiares no dejaba de gritar de indignación, de impotencia y de dolor.

"Los voy a matar de uno en uno", gritaba una señora.

"Pinches narcos, malditos narcos", se escuchaba otra voz lastimera.

Adentro del Jeep Grand Cherokee, color dorado, de reciente modelo y con placas de California; estaban los cuerpos inertes de los tres estudiantes, con sus uniformes escolares ensangrentados.

Los estudiantes fueron identificados preliminarmente por la PGJE como Osvaldo Ojeda Guardado, Jonathan Manuel Tadeo Rivera y la novia de éste, Thamara Jauna Silva.

Según la PGJE, todos tienen 16 años de edad, pero otras fuentes señalan que Jonathan o "Johnny", como le decían, y su novia Thamara, tenían 18 años.

La triple ejecución ocurrió, de acuerdo con el informe de la PGJE, alrededor de las 3:45 de la tarde en la calle Contreras de la colonia Jardines de La Mesa, a unos metros del Cobach ubicado en esa zona.

Familiares de uno de los estudiantes pedían a gritos que los dejaran ver los cuerpos.

"¿Está muerto? ¿Está muerto?", preguntaba una muchacha. "Es mi hermano, es mi hermano, dígame, díganme si está muerto... Déjeme pasar por favor, quiero ver a mi hermano ¿Qué pasó? ¿Qué pasó? ¿Está muerto? ¡Díganme! Mataron a mi único hermano, mi hermanito".

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