Narcotráfico en México

Vicente Zambada Niebla, alias El Vicentillo, hijo de Ismael Zambada García — uno de los jefes del cártel de Sinaloa –, fue señalado en su momento como el autor intelectual de la ejecución del ex director de la policía municipal de Tijuana, Alfredo de la Torre Márquez, ocurrido en el 26 de febrero del 2000 por un grupo de sicarios llamado el “comando de la muerte”.

Según las declaraciones de los gatilleros detenidos por la Procuraduría General de Justicia del Estado, fue Vicente Zambada Niebla alias El Centelín, quien los contrató para ejecutar al jefe de la policía y a otras personalidades de Tijuana, para “calentarle” la plaza a la organización Arellano Félix.

Zambada García habría intentado, en aquel entonces, apoderarse de la plaza a sangre y fuego, con ataques directos a asociados del Cartel Arellano Félix.

Durante todo 1999 y principios del 2000, un grupo de sicarios al servicio de Zambada García victimó a narcotraficantes, sicarios, abogados, doctores y policías relacionados con en el CAF.

Los casos más estruendosos y que conmocionaron a la ciudad fueron los del abogado

Rodolfo Gallardo, junto con su familia, el narcotraficante José Contreras Subías y el abogado José

Baez Lugo.

Las autoridades identificaron a Elías Verdugo Murillo alias El Güero Murillo como la “mano derecha” de Zambada García y quien reclutó a los sicarios para formar el comando de la muerte.

Ese grupo criminal era encabezado por los policías Praxedis Osuna Solis y Juan de dios Montenegro, entonces subjefe de la policía en la San Antonio de los Buenos y el entonces jefe de reglamentos, Juan Carlos Juárez, militante del PAN.

Otra decena de delincuentes integraban el temido “comando de la muerte”.

Fue precisamente Praxedis Osuna y Montenegro, policías municipales, quienes acribillaron la mañana del 26 de febrero a Alfredo de la Torre Márquez, director de la policía, cuando circulaba a bordo de su camioneta Suburban color azul marino sobre la Vía Rápida Oriente, frente a la empresa Ford.

Días después, agentes federales y estatales presentaron a siete integrantes del “comando de la muerte” quienes aceptaron su responsabilidad en la ejecución del jefe policiaco y de una docena de personas.