Tierra de nadie


Hay pueblos enteros de México que se están quedando sin quien los cuide. Lo úlltimo que faltaba, que la policía huyera de la violencia, ya ocurrió en Villa Ahumada. Todos se fueron. Hasta la policía.


No han sido pocos los agentes de policía que han cruzado la frontera en busca de asilo en Estados Unidos huyendo de la violencia.

La policía se fue

Todos los policías de esta ciudad renunciaron cuando unos 70 individuos armados mataron al jefe de la unidad, a dos oficiales y a otros tres residentes. Los lugareños estaban librados a su suerte la semana pasada cuando otro grupo de pandilleros secuestró a nueve personas, a pesar de que en las afueras de la ciudad había retenes del ejército.

"Era un pueblo tranquilo donde paseábamos por la calle principal, pero ya no. Hasta miedo nos da", expresó Zaida de Santiago al recordar la noche en que empezó el terror.

Santiago, quien tiene 14 años, bailaba en la hacienda de un vecino el 17 de mayo cuando súbitamente se apagó la luz y se suspendió la música. La muchacha y el resto de los presentes se paralizaron al escuchar los disparos de armas automáticas de unos 70 individuos con pasamontañas que corrían por las calles de tierra.

Cuando salió el sol al día siguiente, los asistentes a la fiesta se enteraron de que habían matado el jefe de la policía, a dos oficiales y a cinco lugareños antes de desaparecer en la noche. Poco después, el resto de la fuerza policial renunció.

Residentes indefensos

"Este día siempre se va a quedar grabado en mi mente", dijo Santiago.

Villa Ahumada es una de las escalas más importantes de una de las principales rutas de transporte ilegal de drogas de México a Estados Unidos y es un punto donde el cartel de Sinaloa le disputa el control al cartel de Juárez. El ejército establece retenes en las afueras del pueblo y los soldados y policías federales patrullan de vez en cuando, pero los residentes están mayormente indefensos.

El pueblo es atravesado por una vía férrea y por la Carretera Panamericana, que van directo hacia la frontera con Estados Unidos. Los carteles de la droga necesitan controlar pueblos como éste para garantizar el transporte de marihuana y cocaína hacia Estados Unidos.

Quieren vía despejada

Villa Ahumada es una comunidad de 15 mil habitantes, localizada a casi 80 millas de la frontera, a la altura de El Paso, Texas.

"Los narcos quieren tener la vía despejada en esos pueblos", expresó George Grayson, del College of William & Mary de Virginia. "Quieren cruzar por allí cuando les plazca, y tienen la fuerza necesaria para hacerlo, pero las consecuencias pueden ser nefastas para los habitantes".

En muchos pueblos como éste el Estado ha dejado de funcionar.

"En los sectores controlados por el crimen organizado, las reglas de la sociedad son alteradas totalmente", dijo Victor Clark, de la Universidad Estatal de San Diego, quien ha estudiado pueblos como ése en el estado de Baja California. "Este es su territorio y hay que pagarles para que los protejan, porque de lo contrario te matan".

En algunos pueblos, todos los habitantes, desde el vendedor de muebles hasta el empleado de un bar y los funcionarios municipales, le pagan alguna forma de impuesto a los maleantes, según Clark. Las extorsiones no solo les representan ingresos adicionales a los narcos, sino que dejan en claro quién es el que manda.

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