El miedo somete a Cuencamé


La leyenda cuenta que ésta es tierra de generales, aquí conformó Francisco Villa su División del Norte; sin embargo, a Cuencamé bien podrían cambiarle el nombre por “tierra de narcos” o “tierra de miedo”. Aquí, casi cada tercer día se registran dos levantones.

La cabecera municipal, que recibe a sus visitantes con un arco de piedra sobre el cual se ha inscrito: “Tierra de Generales”, está siendo abandonada por sus pobladores, ante el temor que genera la presencia de hombres armados que les demandan “derecho de piso”.

Una joven de 23 años expresa con mesura en manos de quién está la comunidad: A quién (de los capos) le vas a dar dinero”, porque aquí operan todos los cárteles y piden derecho de piso.

La mirada de la joven contiene el coraje de que sus padres hayan tenido que dejar hace unos días su casa y su tienda, para trasladarse a la capital.

Como ellos, cuando menos una decena más de dueños de negocios han cerrado las puertas de sus empresas, ante las amenazas de los presuntos narcos, que les exigen dinero a cambio de protección.

“¿Cómo no irse, cuando levantan a una o dos personas cada tercer día? Se llevaron hasta al señor que vende los refrescos en la terminal”, señala una mujer de esta comunidad, en voz muy baja.

Se llevan a cualquiera

Coinciden con ella otros pobladores, quienes refieren que en el último mes los levantones se han vuelto escenas recurrentes. Se llevan jovencitas y a sexoservidoras de Torreón que llegaron a trabajar, porque las de aquí, ante las amenazas, mejor se fueron. También secuestran a dirigentes obreros, a dueños de restaurantes, no distinguen, se llevan a cualquiera.

Algunos no regresan y a otros, como Jesús Ríos Hernández, de 26 años, lo devolvieron decapitado y con el narcomensaje: “Esto le pasa a los soplones, aunque vistan de verde y se pongan pasamontañas”.

Es una situación difícil que se ha venido recrudeciendo —admite— René Carreón Gómez, ex presidente municipal de esa demarcación, quien actualmente es diputado local por ese distrito.

Una de las peores jornadas de desapariciones, fue la del martes y el miércoles de la semana pasada, cuando se llevaron a ocho hombres, explican.

Durante el año se han registrado más de 40 levantones. Entre ellos, el de Pablo Esparza Chairez, quien tenía poco tiempo de haber regresado de Estados Unidos.

Cuando llegó, dijo que pondría un negocio de diversión, un restaurante-bar llamado El Bicho. Tiempo después, se lo llevaron junto a sus empleados. Otros dos hermanos de Pablo también fueron plagiados por un comando armado.

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