Hoy un aniversario más de la fuga de “El Chapo Guzman”

El 19 de enero de 2001, a las dos de la tarde, el entonces subsecretario foxista de Seguridad Pública, Jorge Tello Peón se hallaba en reunión de trabajo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en el penal federal de Puente Grande. Hablaban sobre la vigilancia relajada que existía en dicho reclusorio. Siete horas después, a las 21:15 horas, se reportaba la ausencia del actual jefe del cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, la cual fue confirmada a las 22:35 horas por el director del centro penitenciario, Leonardo Beltrán Santana.

De esta forma inició, hace ya diez años, una historia que aún no concluye y a la que le faltan muchos cabos por atar.

Para algunas corrientes de opinión, el Chapo simple y sencillamente no regresó el 19 de enero de 2001 al Centro Federal de Readaptación Social número 2 (Cefereso), ya que testimonios posteriores a la fuga, de custodios y empleados, confirmaron que el capo gozaba de la prerrogativa de entrar y salir a modo. Incluso, se dijo que un mes antes, en diciembre de 2000, habría ofrecido una cena de Navidad, cocinada por Ofelia Contreras, en que estuvieron altos funcionarios del centro penitenciario, quienes junto con el Chapo, el Güero Palma, el Texas Herrera, José de la Rosa, el Elegante, y los demás reos, todos gozaron de vinos finos, carnes, mariscos, mujeres y música. Se sabe que en esa ocasión Joaquín se despidió de sus amigos más cercanos, a quienes comunicó que se iba a ausentar.

Al paso del tiempo se ha logrado saber que un primer plan para la evasión del capo se fraguó en Aguamilpa, Nayarit. Se trata de una pequeña población de no más de 900 habitantes, enclavada en el corazón de la sierra de Vallejo, a casi tres horas al noreste de Puerto Vallarta, donde hace 24 años el Chapo Guzmán conoció a la joven Griselda López, con quien tuvo un hijo: Édgar, quien fue asesinado en un centro comercial de Culiacán.

En ese lugar cuando menos hay medio centenar de niños, hoy ya jóvenes, ahijados del capo, y los lugareños cuentan que en 2000, como parte de un primer plan de fuga de Guzmán, se pensó en sustituirlo por un aguamilpense con quien tenía un gran parecido físico. Aunque el asunto se quedó en proyecto, lo cierto es que cuando supieron que el Chapo había escapado de la cárcel tronaron cohetes.

Otra de las explicaciones que se le dieron al suceso, fue que la fuga había sido resultado de un arreglo entre el Chapo y personajes cercanos al entonces presidente Vicente Fox, para que a cambio de su libertad hiciera las labores de inteligencia para lograr la desarticulación del cártel de los Arellano Félix.

Coincidentemente, tras la evasión del Chapo cayeron las principales cabezas del cártel tijuanense; unos de ellos, Ramón, fue ejecutado el 10 de febrero de 2002 en Mazatlán.

Incluso otra versión, surgida entre custodios en esa época del penal, sostiene que Joaquín Guzmán Loera salió de Puente Grande vestido de custodio, y abordó un vehículo que logró ser ingresado hasta la puerta de salida del personal de custodia. Esta hipótesis se retoma en el libro Los Señores del Narco, de la periodista Anabel Hernández, donde se menciona que el capo salió del penal vestido de policía, acompañando a los agentes que ingresaron a éste tras darse la voz de alarma de su fuga.

Pero la versión oficial fue que el Chapo se había fugado a través del área de lavandería del penal de Puente Grande, escondido en un carrito con desechos médicos.

El 22 de octubre de 2002, Francisco Javier Rivera Camberos, el Chito, durante su declaración en la rejilla de prácticas del Juzgado Cuarto de Distrito, afirmó que él solo, sin plan previo, había ayudado al capo a escaparse a las 19:28 horas del 19 de enero.

El Chito, quien se desempeñaba como personal de mantenimiento de Puente Grande, presuntamente sacó al Chapo en el carrito de lavandería hasta el sitio en donde se ingresaban los insumos para el penal.

El Chito condujo el carrito en el que iba oculto el Chapo. Recorrieron el pasillo y llegaron hasta el diamante de seguridad V6 y, posteriormente, se dirigió al diamante de seguridad V4. Una vez en el exterior del penal, dijo que metió al capo en la cajuela de su coche y tomaron la carretera libre a Zapotlanejo.

Ya lejos del núcleo penitenciario sacó al capo de la cajuela y siguieron su camino, “hasta llegar a las calles de Maestranza y Madero; el señor me dijo que tenía sed, yo estacioné el carro y bajé a comprarle una agua y cuando regresé ya no estaba”.

El 1 de julio de 2006, dentro de la causa penal 016/2001, un total de 59 personas recibieron sentencias como responsables de la fuga del Chapo: el Chito fue sentenciado a 25 años ocho meses de prisión; el director del penal, Leonardo Beltrán Santana, a 18 años cuatro meses.

El pasado 26 de junio del 2010, Leonardo Beltrán Santana, ex director del penal de Puente Grande, quien fue vinculado de manera directa con la fuga, salió libre gracias a su buena conducta y tras cumplir a medias con la sentencia de un juez.

A diez años de su fuga, de las 59 sentencias dictadas sólo quedan cinco personas en la cárcel. Hoy, el Chapo es uno de los hombres más buscados, e incluso fue contemplado en la revista Forbes como uno de los más ricos del mundo, con una fortuna de mil millones de dólares.

En una entrevista con el periodista Julio Scherer, de la revista Proceso, la mano derecha del capo, Ismael Zamaba, el Mayo, dijo que si a algo le teme su compadre, el Chapo, más que a la misma muerte, es a las paredes de la prisión, a la que prometió nunca más regresar.

Principales involucrados

Leonardo Beltrán Santana
Ex director del penal de Puente Grande, abandonó el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México el pasado 26 de junio de 2010.

Francisco Javier Camberos Rivera, el Chito
Presuntamente sacó al Chapo de prisión en un carrito de lavandería. Fue sentenciado a 25 años de prisión, pagó una multa de 27,236 pesos.

1 comentarios:

Anónimo Says:

LOERA ES EL ENEMIGO NUMERO 1EN VIDA REAL TENTREGO MI AL MA ATU CERVICIO CONPA CHAPO GUSMAN

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