La masacre ocurrida el domingo anterior en un remoto pueblo guatemalteco limítrofe con México, y cuya cifra de muertos aumentó ayer a 17, podría ser el destape de una férrea pugna entre los cárteles mexicanos de Sinaloa —comandado por Joaquín El Chapo Guzmán— y el de Los Zetas por el control del territorio para almacenar y traficar drogas en el noroeste de Guatemala, con alarde de poder de fuego.
De manera coincidente, el presidente de Guatemala, Álvaro Colom, acusó ayer de la matanza al cártel del Golfo y advirtió que existe el peligro de que el narcotráfico mexicano se tome el territorio guatemalteco.
“Quieren todo”, dijo, al destacar que los mexicanos son fuertes en las zonas norte, noroccidental y oriental de Guatemala. En ese sentido, fue sorpresivo que la masacre se registrara en Huehuetenango.
El domingo anterior dos pandillas rivales de narcos mexicanos y guatemaltecos se enfrentaron a balazos durante más de un hora luego de una carrera de caballos, aparentemente por un lío de apuestas.
Sin embargo, fuentes especializadas guatemaltecas adujeron que podría ser una disputa entre los cárteles de Sinaloa y del Golfo, anteriormente aliados a Los Zetas, por dominar el almacenaje de drogas que llegan del sur de Centroamérica y Colombia. La policía de Guatemala confirmó que Los Zetas participaron en la balacera.
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