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Dentro de las historias del narco, alguien ha contado una espeluznante: entre los años 2005 y 2007, la Policía Municipal cerraba los fines de semana una cuadra de la avenida Revolución, entre las calles Séptima y Octava. La razón: proteger a mafiosos que se divertían en el salón de baile Las Pulgas.
La versión es coherente, pues en una grabación en vivo del grupo Explosión Norteña, su vocalista Alberto Cervantes manda saludos a la mesa donde se encontraban conocidos y hoy buscados miembros del crimen organizado.
El video circula libremente, ya sea en copias “piratas” en los mercados sobre ruedas y swap meet, o en tiendas dedicadas a la música.
La participación de policías municipales en el crimen organizado se hizo evidente con el recrudecimiento de la violencia en la segunda mitad de la década de los noventa.
En agosto de 1999, cuando mataron al capo José Contreras Subías había policías apostados sobre el bulevar Las Américas por donde escapaba el hoy occiso, recuerdó un agente que en ese tiempo pertenecía a la Unidad de Homicidios de la Policía Ministerial.
A dos cuadras de su casa, el perseguido desaceleró la marcha de su vehículo creyendo que un uniformado parado en ese sitio podría ayudarlo, pero en lugar de eso el policía trató de asirlo de un brazo para impedir que siguiera su camino.
Contreras Subías se zafó y continuó veloz rumbo a su casa del fraccionamiento Agua Caliente. Fue alcanzado justo a la entrada cuando pretendía abrir la cortina automática.
Lo rociaron de balas con un rifle AK-47, mientras su madre que lo acompañaba, era testigo tirada en el piso del vehículo.
“Ese día yo andaba en Palacio Municipal y apenas se acababa de saber de los hechos cuando me topé a un conocido del Grupo Táctico, me dijo que me fuera en chinga para allá porque acababan de matar a un pesado. ¿Cómo sabía él a quién habían matado si la Policía todavía no llegaba al lugar?”, comentó un periodista que le tocó cubrir el evento.
En los años 1999 y 2000 ocurrieron decenas de crímenes de esos que la autoridad llama de “alto impacto” por lo aparatoso de los operativos; tras las investigaciones que llevó a cabo la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) salieron a relucir nombres de policías municipales.
Estaban en la lista de buscados por diversos crímenes nombres como Juan de Dios Montenegro y Praxedis Osuna.
El ex miembro de la Unidad de Homicidios relató que los nombres difundidos por aquellas fechas no eran los únicos que andaban en las filas de la mafia, de hecho colaboraban muchos policías de la corporación municipal, como cuando acribillaron al abogado Joaquín Báez Lugo.
Era una tarde de noviembre, hacía buen clima, Báez Lugo salió de su despacho de una plaza comercial del bulevar Sánchez Taboada en la Zona Río, al dejar el estacionamiento fue rafagueado.
“Toda la policía había despejado el área, le dieron tiempo a los criminales de irse muy campantes y luego se acercaron al lugar como si no supieran quiénes habían sido; qué casualidad que todos hablaban por sus celulares comunicándose con quién sabe quién”, recordó el agente.
El secretario de Seguridad Pública, Julián Leyzaola, ha reconocido recientemente que el problema de infiltración de la Policía Municipal se debe a años de tolerancia hacia los criminales, sin hacer distinción de gobiernos panistas y priistas.
A le fecha han continuado los arrestos de agentes sospechosos de colaborar en ilícitos.
Ayer en un hecho inusual, la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) difundió los rostros de cuatro ex agentes involucrados en hechos de delincuencia organizada. Todavía en 2008 trabajaban para la corporación.
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