Golpean al narco en Tijuana


Detenidos acusan a Policías, mayormente de Tijuana, y develan la estructura de corrupción del cártel Arellano Félix. Pero ni así se liberan órdenes de aprehensión contra los líderes de la organización delictiva.

En contraparte, los golpes al narcotráfico se traducen en decomisos de droga, arraigo de policías deshonestos y detenciones. Los esfuerzos del grupo Coordinación encabezado por el Ejército, dan resultados, pero hace falta más compromiso.

Decomisos millonarios de cocaína, decenas de arraigos y órdenes de aprehensión otorgadas; también algunas sentencias condenatorias dictadas en materia de crimen organizado, son el resultado de la naciente coordinación entre autoridades municipales, estatales y federales en Baja California, encabezadas por el Ejército Mexicano. Y los primeros golpes al narcotráfico en Baja California, de manera integral.

Incluso, ante el crecimiento de los crímenes perpetrados por grupos de narcotraficantes en Baja California, y la falta de capacidad operativa de la SIEDO desde México, el Procurador Eduardo Medina Mora, ordenó que algunas investigaciones y procesos por delincuencia organizada sean desahogados por la delegación local de la Procuraduría General de la República.

Esto ha obligado a la dependencia federal a coordinarse y aceptar a los detenidos de otras corporaciones que antes rechazaba, y a informar y responder por los avances de los procedimientos judiciales contra esos criminales.

Esta coordinación ha impedido lo que antes era un hecho: Que autoridades que actuaban de manera unilateral, liberen delincuentes en evidentes actos de corrupción, y que se hagan públicos los juicios contra personas deshonestas y miembros del crimen organizado.

Aun cuando los avances están lejos de impactar la incidencia delictiva, mermar el trasiego de droga, o influir de manera determinante en la depuración de los agentes que sirven al cártel de los Arellano en Tijuana y al de Sinaloa en Mexicali, finalmente le están pegando al bolsillo de los criminales, a la capacidad armada, y en algunos casos como la célula de Teodoro García Simental, a la fuerza operativa.

A pesar de la desconfianza que prevalece por los altos niveles de corrupción que privan en las entidades de seguridad, las fuerzas de los tres órdenes están proporcionándose información, todavía limitada, cooperando y coordinándose. Por lo pronto a través de grupos especiales que han sido creados con elementos que han pasado por certificación de confianza, pero que no han repetido las pruebas trimestralmente como instruye la Ley General de Seguridad promulgada en diciembre 2008.

La cooperación en materia de inteligencia e investigación está circunscrita al otorgamiento mutuo de organigramas de las células que operan en los cinco municipios. Y cuando hay capturas, a la entrega de algunos antecedentes delictivos que cada corporación tiene de las diferentes policías. Cuando se trata de criminales que se dedican a delitos del orden común y federal, la información de las declaraciones también es compartida.

Sin embargo la información dada por los miembros del crimen organizado respecto a sus cómplices y casas de seguridad, fluye con mayor lentitud a partir de que éstos llegan a la PGR. Lo que sí sale con celeridad, son las órdenes de aprehensión contra Policías, mayormente municipales y de Tijuana, que han sido señalados por delincuentes detenidos.

En contraparte, no se han visto órdenes de presentación para Policías Ministeriales, ni los Federales que han sido hartos señalados como extorsionadores. También, y más importante, no se han liberado órdenes de aprehensión contra los principales lugartenientes y el líder del cártel Arellano Félix, a pesar de las declaraciones de los detenidos respecto a la participación de los mismos en crímenes, secuestros, atentados, ejecuciones y corrupción de policías.

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